En un gesto profundamente simbólico, el Papa Francisco reapareció este sábado en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, para rezar frente a la Virgen Salus Populi Romani, a quien le dejó un ramo de rosas blancas. Fue su primera salida pública desde que recibió el alta tras 38 días de internación en el hospital Gemelli, por una neumonía bilateral.
El pontífice llegó en silla de ruedas, acompañado por su enfermero personal, Massimiliano Strappetti, y por el sacerdote argentino Juan Cruz Villalón, uno de sus secretarios privados. Se lo vio con cánulas nasales para oxígeno y una botella portátil detrás de la silla, mientras continúa su recuperación en la residencia de Santa Marta.
La visita, que duró unos 15 minutos, ocurrió en vísperas del Domingo de Ramos y de la Semana Santa. En ese contexto, el Papa eligió detenerse en oración ante el ícono mariano al que le tiene especial devoción y que ha visitado en momentos claves de su pontificado.
En el ingreso a la Basílica, que fue adaptado con una rampa para facilitar su entrada, fue recibido por el cardenal lituano Rolandas Mackrikas, arcipreste del lugar. Algunos fieles que se encontraban allí se acercaron para saludarlo y, conmovidos, lo acompañaron con respeto en este momento de oración.
A pesar de las dificultades físicas, Francisco sigue mostrándose presente en los momentos litúrgicos más importantes del año, y su reaparición transmite un mensaje de esperanza y continuidad en medio de su frágil estado de salud.