Tras más de 400 días de encierro forzado en la Embajada de Argentina en Caracas, los cinco dirigentes venezolanos rescatados por la “Operación Guacamaya” rompieron el silencio. En una conferencia de prensa realizada en Washington DC, Magallí Meda, Pedro Urruchurtu, Claudia Macero, Humberto Villalobos y Omar González compartieron su dramático testimonio de supervivencia, denunciaron el hostigamiento sistemático del régimen de Nicolás Maduro y reiteraron su compromiso con la lucha democrática.
“Que nosotros estemos aquí sentados es un milagro”, dijo Meda, quien relató cómo el régimen convirtió su refugio en un infierno, sin electricidad ni agua potable, y bajo constante amenaza de cuerpos de elite armados. “Fue un terrorismo de Estado. Hoy Venezuela está sitiada y perseguida. Diosdado Cabello está enterrando al régimen de Maduro con cada nuevo atropello”, sentenció.
Pedro Urruchurtu agradeció al gobierno argentino por brindarles protección desde el primer día, y a Brasil por su respaldo diplomático. Sin embargo, advirtió que la situación marcó un antes y un después: “El régimen mató el asilo diplomático. Ahora opera una diplomacia de rehenes, de chantaje y extorsión. La diplomacia con Venezuela fracasó”.
Por su parte, Omar González aseguró que estaban vivos solo porque lograron huir a tiempo. “La dictadura tomó la decisión de liquidarnos física y políticamente. Hubo drones, perros, vigilancia extrema. La intención era clara: eliminarnos”, afirmó. Y aunque evitó dar detalles, definió la operación de rescate como “espectacular”.
Durante el cautiverio, la dictadura ordenó cortar el suministro eléctrico de la embajada, restringió el acceso al agua potable y bloqueó la entrada de camiones cisterna. Solo tras presiones internacionales, se permitió un abastecimiento mínimo una vez por semana.
El presidente argentino Javier Milei y el canciller Gerardo Werthein jugaron un papel clave en el rescate. Sin embargo, el régimen chavista se negó sistemáticamente a conceder el asilo. La situación se agravó cuando Argentina condenó abiertamente el fraude electoral que Maduro perpetró contra Edmundo González Urrutia y María Corina Machado.
Los dirigentes venezolanos liberados prometieron no descansar hasta conseguir la libertad de todos los presos políticos y alertaron a la comunidad internacional: “Lo que vivimos nosotros, lo sufre hoy todo un país. Venezuela no es gobernable, solo es liberable”.