Altísima concentración del poder político y económico, falta de transparencia en la minería, sistema clientelar, trato preferencial a empresas, nepotismo, control de los poderes del Estado; son algunas de las pinceladas con las que el informe “Argentina Feudal: cómo los caudillos provinciales socavan la democracia y el Estado de derecho” retrata la situación de Catamarca en relación a la salud de la democracia y el Estado de derecho. Una extensa publicación que deja serios motivos de preocupación para los catamarqueños, muchos de los cuales fueron repetidamente abordados en los espacios periodísticos de este medio.
El estudio fue elaborado por Douglas Farah, periodista y consultor internacional especialista en materia de seguridad y defensa, que describe el modelo de poder en Formosa, Chaco, Santiago del Estero y Catamarca como una amenaza sistémica para la democracia. Y desmenuza la realidad política económica de esas provincias, señalando las prácticas con las que se consolidan esos modelos.
En el caso de Catamarca, si bien señala diferencias positivas con relación a las otras tres provincias en cuestiones como transparencia electoral o consolidación del caudillismo, detecta varias prácticas y esquemas de concentración de poder que fomentan la discrecionalidad y su ejercicio en beneficio de un pequeño grupo.
El informe señala que “el retorno del ala kirchnerista del peronismo, con Lucía Corpacci en 2011 y 2015, seguida por su protegido Raúl Jalil en 2019 y 2023” es la demostración de que “las élites políticas provinciales pueden reconfigurar y adaptar el modelo de caudillo dentro de los límites de la tolerancia pública.” Y acota: “Ambos crearon redes significativas de nepotismo dentro del gobierno provincial, una problemática recurrente en provincias remotas con una historia de élites económicas y políticas reducidas”.
En el desarrollo del estudio, Douglas Farah señala que uno de los aspectos a vigilar es la independencia de los poderes del Estado. Y advierte que “en las provincias más autoritarias, prácticamente no existe separación de poderes entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial”… un diagnóstico preciso de lo que sucede en Catamarca y que reiteradamente hemos señalado con preocupación desde este espacio. “El control de autoridades judiciales subordinadas y de los tribunales” (y del poder legislativo y organismos de control, agregaremos nosotros) “garantiza la impunidad”, sentencia el informe.
En otro pasaje, pone el foco en lo riesgoso que es para la salud democrática “la altísima concentración del poder político y económico en manos de unos pocos grupos familiares” y lo vincula directamente con la actividad minera y la administración de los permisos, la adjudicación de títulos mineros y la intervención en disputas por propiedades de tierras.
Además, el informe concluye que “gran parte de la corrupción, nepotismo, irregularidades judiciales y estructuras coercitivas identificadas se concentran en la industria minera, el sector económico más activo y lucrativo de la provincia”. No hay nada que agregar… solo haría falta un anexo de varias páginas para ilustrar con casos concretos cada una de esas prácticas, que en Catamarca las hay, y de sobra.
Por otro lado, según se cita de un estudio reciente de la filial argentina de Transparency International “el riesgo de que las empresas mineras estatales se beneficien “con trato preferencial respecto a los derechos mineros” es “muy alto”, al igual que el riesgo de manipulación de permisos y captura del Estado por parte de las compañías mineras”.
También aborda la cuestión económica, tanto en la relación de la Provincia con Nación como la dependencia de la ciudadanía del empleo público al señalar que “con alrededor del 45 % de la fuerza laboral empleada por el gobierno provincial, tanto Corpacci como Jalil dependieron considerablemente de los fondos federales para construir máquinas políticas leales basadas en empleos y contratos públicos”. Y concluye señalando que en los años de gobiernos kirchneristas, Catamarca recibió cerca del 70 % de sus recursos del Gobierno nacional.
Es verdad que el informe cataloga a Catamarca como una provincia con una “adaptación menos consolidada del modelo feudal caudillista en comparación con las otras tres provincias estudiadas”. Pero chequeando el listado de los síntomas de un gobierno feudal, con poder concentrado y nepotismo, cada vez tildamos más casilleros. La democracia y el Estado de derecho parecen estar cada vez más enfermos y poco se hace para evitar que se agrave.
El catucho