La capital ucraniana fue escenario de una ofensiva aérea sin precedentes desde que comenzó la guerra. Desde la noche del viernes hasta la madrugada del sábado, Kiev fue atacada durante más de siete horas por misiles y drones lanzados por las fuerzas rusas, en un episodio que las autoridades locales calificaron como uno de los peores desde el estallido del conflicto.
El ataque dejó al menos 15 personas heridas y provocó daños importantes en varios puntos de la ciudad. Se vieron afectados edificios residenciales, un centro comercial y una institución educativa en seis de los diez distritos de Kiev. La zona de Obolon fue una de las más golpeadas: allí un edificio sufrió graves daños y se reportaron cinco heridos.
Rusia lanzó un total de 14 misiles balísticos Iskander y 250 drones Shahed. Según las autoridades ucranianas, las defensas aéreas lograron interceptar seis misiles y neutralizar 245 drones, de los cuales 128 fueron derribados y otros 117 inutilizados mediante sistemas de guerra electrónica. Aun así, los restos de los artefactos interceptados cayeron en distintos barrios, provocando incendios y destrozos.
Durante horas se oyeron explosiones y disparos de ametralladora en varios puntos de la ciudad. Cientos de ciudadanos corrieron a refugiarse en estaciones de metro. “Una noche difícil para todos nosotros”, expresó la administración militar de Kiev en un comunicado, confirmando que se trató de uno de los ataques combinados más intensos sobre la capital.
El bombardeo se produjo poco después del primer intercambio de prisioneros entre Rusia y Ucrania, llevado a cabo tras una reunión en Estambul. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, exigió sanciones más severas contra Rusia, y declaró que solo medidas más duras sobre sectores clave de la economía rusa podrían forzar a Moscú a cesar el fuego.