El peronismo provincial terminó la última sesión de la Cámara de Diputados entre risas y celebrándose a sí mismo porque logró interrumpir el debate, al intentar imponer el tratamiento de la Reforma de la Constitución y forzar el retiro de la mayoría de los legisladores de la oposición.
Claro, una cosa es aprobar un proyecto de declaración para saludar el cumpleaños de una escuela o repudiar un hecho desagradable, y otra es lanzarse a una reforma constitucional, un tema que exige más trabajo previo, más análisis, más elaboración y como mínimo el acuerdo necesario para encarar esa tarea.
Lo que se hizo fue una avivada que para la visión del oficialismo fue una genialidad, pero para la sociedad no tanto.
Porque la gracia que encontraron diputadas y diputados del Frente de Todos no es demasiado gracioso para la gente que enfrenta día a día una realidad muy diferente a la de los políticos encumbrados con sueldos millonarios, camionetas 4×4, vacaciones, secretarias y la mar en coche.
La jugarreta se hizo porque la oposición venía planteando una serie de problemas que aquejan a la sociedad, como el funcionamiento de OSEP, los índices de pobreza, las contrataciones cuestionadas, el fracaso de políticas públicas, etc.
Y el brazo legislativo del gobierno hizo lo que suele hacer: no responder. Entonces sacaron de la galera la reforma constitucional, como quien cambia rápido de tema para salir de la discusión que no puede dar.
Lo vivieron como un triunfo, pero fue una derrota de la gente que necesita respuestas y soluciones, y fue también un manoseo al proyecto de reforma que tienen siempre a mano y sacan por el balcón cuando lo necesitan.
Si tuvieran para legislar y resolver el sufrimiento de la gente la misma rapidez que para escapar de los debates, la provincia estaría mucho mejor.
Eso no lo hacen, apenas se limitan a pedir a los opositores, con ironías y soberbia, que vayan a la justicia a denunciar. Claro, justicia que ya está bajo el mando del propio gobierno, y que en once años de peronismo no esclareció una sola causa contra funcionarios, no hizo que se devolviera un solo peso y lo único que logró es consagrar impunidad para todos.
Sigan festejando. Ojalá algún día se pueda festejar en las calles también.