Nadie lo dijo abiertamente, pero entre las víctimas del coronavirus, se cuenta en Catamarca a una de las mejores obras de las últimas décadas, una obra con sentido social y gran impacto, de esas iniciativas tan buenas que casi nadie las cuestiona.
Se trata del Centro de Integración e Identidad Ciudadana, el famoso CIIC, que fue pensado para actuar durante varias generaciones, y finalmente murió a poco más de un lustro de su inauguración.
El CIIC fue obra de Lucía Corpacci, quien rescató al abandonado predio del viejo Hotel Sussex y lo puso a nuevo, convirtiéndolo en un complejo de lujo, con capacidad para recibir a cientos de personas, salones de conferencias, pileta y un gran espacio que, según el proyecto original, iba a servir para hacer campos de deportes.
Lo genial del CIIC era que se había convertido en un hotel cinco estrellas abierto gratuitamente para quienes no podían pagar ningún hotel. Así, se les daba vacaciones gratuitas a los chicos de sexto grado de la primaria en verano, y a los jubilados en invierno.
Mediante convenios con las municipalidades, que se ocupaban del transporte, miles de chicos llegaban en contingente cada verano y pasaban una semana en el CIIC, con pileta, profesores, artes y juegos. A la semana se iban y llegaban otros chicos. Nadie pagaba un centavo, y además a todos les hacían estudios médicos completos. Una maravilla.
Inaugurado en noviembre de 2014, el CIIC fue pensado para permanecer muchos años, pero llegó el coronavirus, la pandemia y el miedo.
Entonces se pensó que si el virus pegaba fuerte en Catamarca podían faltar camas, y se armó un hospital nuevo. ¿Dónde? En el CIIC, que estaba casi listo, muy bien ediliciamente, y sólo necesitó acondicionamiento para los equipos de salud. Por eso se hizo en tiempo record y está muy bien, seguramente era necesario.
Lo malo es que la idea del hospital polivalente se suponía provisoria, hasta que pasara la pandemia, y ahora ya se habla de todo un polo de salud en esa zona, lo que significa que el CIIC se fue para nunca más volver. Creado para toda la vida, duró poco más de cinco años y desapareció.
Los chicos del interior ya no tendrán allí vacaciones, ni los abuelos en invierno. Y hablamos de chicos y abuelos que si no tienen esas vacaciones pagas que les daba el Estado, posiblemente no tengan ninguna salida, y nunca conozcan un lugar así.
Es una mala noticia, que se entiende por la emergencia sanitaria, pero refleja una pérdida real para muchos catamarqueños.
Ya que el exSussex no dejará de ser hospital, habrá que pensar en otro lugar que cumpla esa función, para darle el espacio que se merece a tanta gente que no tiene otra oportunidad.
Por otro lado, el trabajo que se hacía con los médicos, debería reflotarse de alguna manera, porque era muy importante.
Claro que ahora será todo más costoso, porque ya no hay una estructura armada para usarla como CIIC. Y seguramente no hay dinero, porque cuando lo hubo se lo gastó en estupideces como el estadio, que no beneficia a nadie.
Una pena. El CIIC es una víctima del coronavirus que no aparece en ninguna lista, pero sin duda se sentirá.