“No tenemos ninguna noticia, ninguna información, nunca fuimos incluidos en los planes de repatriación. Nuestra principal lucha es contra la incertidumbre”, dice Rodrigo Rouco Oliva, uno de los cerca de 400 argentinos varados en Tailandia.
Como medida preventiva frente a la pandemia de coronavirus hoy cerró la oficina de la embajada argentina en Bangkok, que desde ahora solo recibirá consultas por mail y telefóno y entre los varados aumentó el temor de no conseguir una respuesta.
Rouco Oliva, de 28 años, viajó el 12 de marzo a Tailandia con su novia y si bien tenía un pasaje de regreso para el 4 de abril, pocos días después de llegar comenzó a intentar adelantar el vuelo. Según cuenta, ya con la frontera cerrada, algunos argentinos lograron abordar un avión con escala en Brasil para buscar luego la forma de ingresar al país por tierra. Sobre fines de marzo, Brasil modificó su política, dejó de recibir argentinos, y ya ninguno de ellos pudo regresar.
Muchos de los varados compraron pasajes de la aerolínea Ethiopian Airlines, que permanece activa, pero que ha ido cancelando uno a uno los vuelos programados por no contar con la habilitación de las autoridades argentinas para volar a Ezeiza. El único que queda en pie es uno programado para el 16 de mayo.
“No pedimos que nos vengan a buscar ni que nos regalen nada. Hay una aerolínea comercial que está operando, dispuesta a llevarnos a casa. Simplemente necesitamos que el Gobierno argentino le permita volar”, señala Rouco Oliva y asegura que en la misma situación de incertidumbre están los argentinos varados en los países vecinos de Myanmar, Camboya y Laos.
Consultados por esta situación, en Cancillería señalaron que están evaluando la posibilidad de habilitar un vuelo desde Tailandia e, incluso, de contratar un servicio privado. Sin embargo, señalaron que por el momento es solo una idea y no hay una fecha definida.
Según aseguran en el entorno del canciller Felipe Solá, ya ingresaron 170.000 argentinos por vía terrestre y aérea entre el 17 de marzo y el 17 de abril, lo que representa “cerca del 90%” del volumen total de varados. “Los 20.000 que aún no regresaron van a protestar, pero uno de los inconvenientes es que algunos están muy lejos. Hay más de 3000 en el sudeste asiático, entre Tailandia, Indonesia, India, Filipinas y Japón”, argumentó Solá en declaraciones periodísticas, y prometió: “Lejos o cerca, pero los vamos a traer a todos como sea”.
Rouco y su novia están alojados en un departamento que alquilaron por Airbnb, pero deben dejarlo mañana. “Sinceramente no sabemos cuánto dinero podemos gastar o por cuánto tiempo buscar alojamiento, hasta ahora venimos renovando de a 10 días”, señala. De hecho, en una carta abierta escrita por los varados se señala que las autoridades consulares les “han recomendado a quienes están transitando embarazos en estado avanzado proceder con controles médicos locales dado que no hay garantías de regreso”.
Además de mujeres embarazadas, la carta asegura que dentro del grupo de varados hay personas mayores de 65 años, familias con niños pequeños, personas con problemas de salud y “chicos jóvenes que ya no tienen recursos y se las rebuscan limpiado hostels a cambio de alojamiento y un plato de arroz, o quienes venden sus cosas en Argentina para cubrir sus gastos y sus deudas”.
Por otro lado, señalan que no han recibido asistencia económica y que siguen tributando el 30% del impuesto PAIS sobre todos los gastos hechos durante su estadía forzosa.
“El hecho de tener que transitar una crisis sanitaria global fuera de nuestro país y lejos de nuestras familias es de por si una situación desesperante -sostienen en la carta-, pero se torna extrema si además, se extiende indefinidamente en el tiempo”.