La otra pandemia

Durante casi un año y medio, y hasta hace menos de un mes, se aplicaron en la provincia restricciones a la circulación, como una medida preventiva para frenar la pandemia por coronavirus. Pero a medida que el escenario epidemiológico mejoró, las limitaciones al tránsito se fueron flexibilizando, hasta finalmente quitarse totalmente. Pero con la libre circulación, indicio de que la lucha contra el coronavirus se estaba ganando, empezó a resurgir nuevamente otra pandemia: la de los siniestros viales y sus fatales consecuencias. 

La cuarentena impuesta desde marzo de 2020 incluyó restrictivas limitaciones a la circulación. Siendo, en algunas etapas críticas de la pandemia, más las horas en las que estaba prohibida que en las que se permitía circular. Lo que provocó una drástica disminución en el tráfico vehicular. Y con esto, un notable descenso en los siniestros viales.

Según un informe de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, en 2020 y 2021 se registraron las cifra más baja de siniestralidad vial desde 2008. Con 1.506 y 1675 fallecidos respectivamente, durante los dos años que duraron las restricciones a la circulación, las muertes en siniestros de tráfico estuvieron entre un 35% y un 11% por debajo del promedio de los últimos 13 años.

En sentido contrario, la comparación entre los dos años de pandemia arrojan que durante el primer semestre de 2021, el año en el que las restricciones a la circulación se flexibilizaron hasta eliminarse, se produjo un aumento del 11% sobre las cifras de 2020. La ecuación es simple; más vehículos circulando, más accidentes, más muertos.

El último fin de semana, en Catamarca se produjeron tres muertes por siniestros viales. Dos accidentados en esos días y uno que permanecía internado desde principio de mes. En coincidencia con las estadísticas nacionales, que señalan que el 48% de las víctimas fatales son motociclistas, los tres fallecidos se conducían en ese tipo de vehículos. De la misma forma, dos de los tres muertos tenían edades comprendidas entre los 15 y los 34 años, franja etaria que concentra a nivel nacional el 42% de las víctimas fatales. Los tres eran hombres, sexo que conforma, a nivel nacional, el 78% de los decesos por esta causa. 

Claramente, el regreso de la circulación plena en la provincia vino aparejada a un incremento marcadisimo de los siniestros viales. Paulatino, siguiendo las flexibilizaciones que se iban disponiendo, el aumento de estos eventos marcó su pico en estas últimas semanas. 

Por supuesto, no se trata de postular la idea de que las restricciones a la circulación son la solución a los siniestros viales. Sería una idea descabellada e imposible de materializar. Pero si el disparador de la reflexión y el debate sobre cómo corregir esas conductas irresponsables que todos los años provocan millonarias pérdidas materiales e irreversibles consecuencias humanas. 

La concentración de siniestros viales durante los fines de semana y días inhábiles, particularmente a la madrugada y primeras horas de la mañana, vinculan estos hechos con las salidas de ocio y esparcimiento. Y, por extensión, con el consumo de alcohol y sustancias estupefacientes. La incidencia de este tipo de conductas en la siniestralidad vial preocupa. Y se vuelve a hacer evidente después de un año y medio en el que la nocturnidad estuvo vedada.

Es contradictorio y llamativo, pero la adopción social de las medidas de prevención y cuidado contra el coronavirus, un peligro pandémico nuevo para el mundo, se lograron muchísimo más rápido que las medidas de prevención y seguridad vial para combatir los siniestros de circulación y, sobre todo, las muertes. Está visto que la imposición por la fuerza coercitiva, si bien aporta a disuadir o castigar las inconductas, no alcanzan para inculcar el acatamiento de las normas.

Hablemos de coronavirus o de siniestros viales, solo la real concientización individual revierte un escenario trágico. El casco, el cinturón de seguridad o la conducta responsables frente al volante son para la prevención de los siniestros viales como lo fue como el barbijo, el distanciamiento social y como las prácticas de higiene para la lucha contra el coronavirus. Mientras no haya conciencia social e individual, la pandemia seguirá.

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