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Ya no alcanza con alcohol en gel

Maravillosa fue la respuesta de las autoridades catamarqueñas ante la amenaza del COVID-19. La provincia sigue sin casos positivos cuando se atraviesa el cuarto mes, y el cuidado de la salud ya es una materia aprobada.

Aunque en algún momento aparezca un caso, no se puede desconocer el buen trabajo realizado. La rápida implementación del barbijo obligatorio, el cierre de fronteras, la construcción del nuevo hospital en el Sussex, la limpieza de calles, las sillas afuera de los bancos, los controles. Todo es para el aplauso y no se discute.

Pero hay otra realidad, y es la económica. Ya no alcanza con el alcohol en gel. La situación es grave y no se ve un Plan B.

Muchos rubros, comenzando por restaurantes y hoteles, están en situaciones terminales, casi esperando la ejecución. Llevan meses sin abrir sus puertas, y ya no tienen manera de sostener compromisos, impuestos, empleados, alquileres.

Detrás de cada local en crisis, hay trabajadores de futuro incierto, deudas impagas, y un horizonte oscuro, que no puede aceptarse mansamente en nombre de cuidar la salud.

La situación no es exclusiva de Catamarca. En todo el país hay miles de empresas que están bajando las persianas, y llegó el momento de preguntarse si no se corre el riesgo de que el remedio sea peor que la enfermedad.

Nadie va a estar en condiciones de recibir a miles de despedidos, no va a alcanzar la plata del Estado para salir al salvataje de pequeños comercios y locales, y pueden llegar a ser millones los que pierdan su fuente de ingresos.

No hay manera de seguir así hasta que aparezca una vacuna o el coronavirus deje de existir. Es necesario buscar una respuesta ahora.

Pueden definirse nuevas normas, pueden exigirse más cuidados, pero no se puede seguir eternamente así. Las empresas de transporte de larga distancia llevan meses sin llevar un pasajero. Los cines, los teatros, los artistas, casi todos están siendo condenados a una muerte lenta en materia económica.

Una cuarentena dura cuarenta días, pero aquí ya se va a triplicar esa duración. ¿Cuánto más puede resistir la gente?

Si no se reacciona a tiempo, las consecuencias pueden ser trágicas.

Ojalá que las autoridades no lo adviertan cuando ya sea demasiado tarde. Porque esto no da para más. Y no se puede arruinar a tanta gente en nombre de la salud.

El Catucho.

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