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Trump hizo firmar a los asistentes del mitin una declaración de renuncia a demandarlo en el caso de contagiarse

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, retomó oficialmente su campaña electoral de cara a las elecciones de noviembre en Tulsa, Oklahoma, con un discurso de tono confrontativo en el que denunció un “extremismo demócrata”, sorprendió al plantear que se hagan menos tests de coronavirus y propuso una pena de prisión para los que quemen la bandera nacional, como sucedió en las recientes protestas antirracistas.

Dado que el acto contó con una asistencia mucho menor que la esperada por los organizadores, la oficina de campaña del presidente acusó a “manifestantes radicales” y a la prensa de “ahuyentar” a sus simpatizantes.

Con casi 120.000 muertos y más de 2,2 millones de casos confirmados de nuevo coronavirus (ver nota aparte), Trump ignoró todas las medidas de precaución emitidas por su propio Gobierno e hizo firmar a sus simpatizantes declaraciones de renuncia a demandarlo en caso de contagiarse en el acto, el primero de carácter masivo desde el inicio de la pandemia.

La cautela no fue casual. Seis miembros del personal de campaña de Trump que llegaron a Tulsa dieron positivo para Covid-19.

“Seis miembros del equipo avanzado dieron positivo en cientos de pruebas realizadas y los procedimientos de cuarentena se implementaron de inmediato”, admitió Tim Murtaugh, director de comunicaciones de la campaña en un mensaje.

Lejos de citar las cifras de muertos y contagiados o de mostrar cómo evoluciona la curva de la pandemia en el país, Trump se congratuló por las medidas tomadas hasta ahora y sostuvo que el aumento de casos se debe solamente al aumento de pruebas realizadas.

Por eso, contó, le pidió a su equipo que reduzca los tests que se hacen para detectar infectados.

“Las pruebas son un arma de doble filo: ya hicimos más de 25 millones de tests, más que ningún otro país en el mundo, pero eso también significa que encontramos más casos positivos. Esa es la parte mala. Cuando uno hace un testeo tan extendido, encuentra más casos. Por eso le dije a mi gente: ‘Disminuyan los tests’, pero ellos testean y testean”, se quejó el mandatario.

Esta declaración generó un rechazo inmediato en las redes y medios de comunicación y provocó una respuesta rápida de su rival electoral, Joseph Biden, quien está cumpliendo a rajatabla las recomendaciones de distanciamiento social y ya había cuestionado el acto republicano por la posibilidad de generar un brote en un estado que está atravesando una curva ascendente.

“¡Aceleren el testeo!”, reclamó Biden en Twitter.

Pese a celebrar que “la mayoría silenciosa es más fuerte que nunca”, Trump no logró llenar la arena cerrada en Tulsa, Oklahoma. No obstante, miles de personas, sin barbijos y guantes, se apiñaron para entrar y salir, y después estuvieron sentadas, una pegada a la otra.

“La elección en 2020 es muy simple: ¿Quieren arrodillarse ante una turba de izquierda o quieren pararse con la frente en alto y orgullosos de ser estadounidenses”, propuso Trump para empezar a crear el clima nacionalista que marca su campaña.

Una y otra vez, el mandatario -que buscará la reelección- vinculó al Partido Demócrata con el extremismo.

“Los demócratas quieren llenar los tribunales de extremistas”, denunció, justo al terminar una semana en la que sufrió varios reveses de la Corte Suprema, un tribunal en el que él consiguió por primera vez en décadas una mayoría conservadora.

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