El presidente Javier Milei, que definió en muchas oportunidades al Congreso de la Nación como un “nido de ratas”, está viendo como ese Congreso al que le dio premeditadamente la espalda desde su asunción, se está convirtiendo en la mayor piedra en su zapato.
Las últimas semanas fueron un desastre para el mandatario libertario, que se vio obligado a vetar el aumento a los jubilados y ahora queda otra vez en una posición muy incómoda, ya que seguramente tendrá que vetar también el presupuesto universitario, y de yapa le voltearon el DNU de fondos para la SIDE, en un hecho sin precedentes.
El gran problema para Milei no es el de los fondos de la SIDE, que son un asunto casi interno y al común de la gente no le va ni le viene: el problema es que ya tuvo que poner la caripela y ser el malo de la película para decirle no a la mejora de las jubilaciones, y ahora tiene que hacer lo mismo con las universidades, que dicho sea de paso es el sector que generó la mayor movilización pública desde que asumió.
Si vuelve a vetar, no le alcanzarán ni los gases ni el gas pimienta para reprimir las protestas. Y hay otro detalle: para torcerle el brazo se unieron en el Senado nacional los peronistas, los radicales y los macristas.
Es una señal que el Gobierno nacional no puede ignorar, porque así como logró que la mayoría de los argentinos resistan el ajuste con la idea de darle una oportunidad, este freno a los decretos y recortes están comenzando a debilitar el respaldo popular que consiguió.
De yapa logró que se apruebe la Boleta Única, pero es un triunfo pequeñito al lado de tamañas derrotas.
Llamados de atención para que Milei abra los ojos y entienda que si no baja un cambio en algunas cuestiones, él mismo estará fortaleciendo a la oposición.