Los restos de Franco Vera, el joven de 22 años asesinado el jueves por la noche en Morón, fueron velados anoche por sus seres queridos. Vera recibió un disparo en la cabeza cuando llegaba a su casa, al quedar en medio de lo que se presume una disputa narco en la zona.
El velatorio se llevó a cabo en una cochería de la localidad de Castelar, mientras que en las inmediaciones, amigos y vecinos de la víctima realizaron un corte de calle como protesta por el crimen. Exigieron justicia y mayor seguridad en el barrio, mientras quemaban neumáticos frente a la casa velatoria.
La investigación del crimen
Según las primeras investigaciones, la explosión de violencia involucró a Patricio Correa (24), quien minutos antes del asesinato había irrumpido en una vivienda del mismo barrio, disparando al aire. Los vecinos señalan que el inmueble es utilizado como búnker de drogas.
Al salir del lugar, Correa se cruzó con Franco y sin mediar palabra, le disparó varias veces. Uno de los tiros impactó en su cabeza, causándole la muerte en el acto. El video que registra el momento muestra cómo Correa ejecuta al joven y luego se escapa, siendo detenido horas después en la localidad de Moreno.
El contexto de la disputa y la inacción policial
La hipótesis de la fiscal Valeria Courtade es que el crimen está relacionado con una disputa narco, aunque se descarta que Vera tuviera vínculos con el narcotráfico. Los investigadores aseguran que el búnker de drogas estaba bajo vigilancia de la Policía Bonaerense, que planeaba un operativo para desmantelarlo. Sin embargo, el crimen desató la furia de los vecinos, quienes acudieron al lugar para prenderle fuego a la vivienda.
El 23 de diciembre, las fuerzas de seguridad habían identificado a uno de los involucrados en el tráfico de drogas, pero la falta de intervención previa alimentó las protestas. Los vecinos denunciaron que las autoridades no habían actuado a pesar de las numerosas denuncias por venta de drogas en el barrio.
Reclamo de justicia por parte de la familia
Marcela, la madre de Franco, denunció que el tráfico de drogas era conocido por todos en el barrio, y que había pasado meses alertando sobre el peligro inminente. Lamentó que su hijo fuera víctima de la violencia generada por las bandas narco y exigió justicia, asegurando que no descansará hasta ver al asesino de su hijo tras las rejas.
“Lo mataron inocentemente por una junta de gente que vende drogas”, afirmó la madre, quien subrayó el miedo constante que sentían los vecinos por la inseguridad en la zona.