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Alberto Fernández condenó la invasión a Ucrania y le pidió al FMI una revisión por las sobretasas

El Presidente propuso diálogo para terminar con la guerra y reiteró sus planteos sobre un rediseño de las finanzas mundiales en la cumbre del G7.

Durante su primera presentación ante el G7 que delibera en los Alpes bávaros, en Alemania, el presidente Alberto Fernández instó a abrir un canal de diálogo entre Rusia y Ucrania para terminar con la guerra en Europa y exigió la creación de un nuevo orden mundial para acabar con la pobreza a nivel global.

“La Argentina condenó la invasión de Ucrania por parte de la Federación de Rusia. Una vez más reclamamos el pleno apego a todos los principios del multilateralismo. Creemos en la solución pacífica de las controversias y en el pleno respeto de los derechos humanos”, aseguró el Jefe de Estado, que también se presentó como presidente pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

Y agregó: “Desde un comienzo reclamamos el cese de las hostilidades. Ahora necesitamos impulsar el diálogo entre las partes involucradas. La historia da cuenta de que cada conflicto terminó, con acuerdos logrados sobre la base de iniciativas concretas. Tomemos ya la iniciativa en procura de la paz. Hagámoslo antes que sea demasiado tarde”.

La presentación oficial se extendió durante cuatro minutos y fue escuchado por el presidente de Estados Unidos, Joseph Biden; el canciller alemán Olaf Scholz; el presidente de Francia, Emmanuel Macron; el premier italiano, Justin Trudeau; el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau; y el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, entre otros mandatarios de Occidente.

Hacía tanto calor en el castillo Elmau que Alberto Fernández se sacó la corbata antes iniciar su presentación. Un cambio de look forzado por la ausencia de aire acondicionado en un país que también sufre las consecuencias de la guerra en Ucrania.

La línea argumental del Presidente recorrió los distintos capítulos de la agenda geopolítica que preocupan por igual a las naciones ricas y a los países pobres. El mandatario enumeró las consecuencias económicas y sociales de la guerra, exigió un nuevo modelo multilateral que no castigue a los estados de renta media y alertó -de nuevo- sobre el impacto que causa el cambio climático en todo el planeta.

“El mundo entero, y no exclusivamente Europa, precisa una paz duradera, resistente y sólida”, enfatizó el jefe de Estado, que estuvo acompañado por el canciller Santiago Cafiero.

Y luego completó: “La guerra que nos ocupa es una tragedia. Los flujos comerciales y la logística, ya seriamente dañados durante la pandemia, llegaron a un punto crítico. Los mares están militarizados. La guerra promueve el gasto en armamentos en detrimento de la inversión en proteínas, salud o educación que tanto necesita la humanidad”.

También hubo una referencia al Plan Marshall, el programa millonario de infraestructura pública, modernización industrial y flexibilización laboral que planificó la Casa Blanca sólo para evitar que la Unión Soviética avance sobre los países europeos que quedaron destruidos por la Segunda Guerra Mundial.

“En América Latina y el Caribe no soñamos con un nuevo Plan Marshall. Nunca tuvimos uno. Pero soñamos con un nuevo orden internacional donde los esfuerzos se equilibren y las ventajas se distribuyan con criterios de equidad. Soñamos con no ser discriminados por el mundo central y condenados a la marginalidad y al olvido”, aseguró el presidente.

Desde esta posición ideológica, Alberto Fernández planteó la necesidad de crear un nuevo orden global que asigne los recursos necesarios para terminar con la pobreza en los confines del planeta.

“Para poder hacer frente a semejantes desafíos, quiero alzar mi voz en esta Cumbre para abogar por la construcción de una nueva arquitectura financiera internacional que incluya a las periferias del mundo”, destacó en otro pasaje de su discurso.

Y añadió: “Los Derechos Especiales de Giro emitidos por el FMI constituyen una oportunidad para mejorar las condiciones sociales. La canalización de los DEG’s a través del Fondo de Resiliencia y Sostenibilidad debe incrementarse incluyendo a los países de renta media. No deben ser instrumentos destinados a engrosar las reservas de bancos centrales que no los necesitan. Deben tener un sentido social capitalizando bancos regionales para financiar infraestructura requerida para el desarrollo que el cambio climático además exige”.

Alberto Fernández también recordó que el G20 de Roma reclamó por la reducción de los sobrecargos que cobra el Fondo Monetario Internacional (FMI) a los países que percibieron créditos por encima de sus aportes como socios del organismo multilateral.

Fue un triunfo diplomático de la Argentina que el FMI no tiene previsto aceptar hasta nuevo aviso.

“La política de sobrecargos cobrados por el FMI también debe ser revisada. Constituyen una penalización inadmisible en las circunstancias dramáticas que hoy vivimos”, insistió el jefe de Estado.

Por último, Alberto Fernández apuntó sobre las dilaciones que han cometido los países más poderosos para cumplir con las exigencias del Acuerdo de Cambio Climático de París, que siempre ha defendido en todos los foros multilaterales.

“Es un auténtico escándalo que no nos perdonarán las futuras generaciones, el hecho de que se esté incrementando el presupuesto mundial en armamentos destructivos, mientras aún no se han cumplido los aportes mundiales para el Fondo Verde del Clima”, finalizó el Jefe de Estado.

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