martes, abril 16, 2024
24.3 C
San Fernando del Valle de Catamarca

Top 5 de la semana

Te puede interesar

Que se haga justicia

Hoy debería empezar el juicio contra el sacerdote católico Juan de Dios Gutiérrez, acusado de abusar sexualmente de una menor de edad, proceso judicial que tiene la particularidad histórica de ser el primero de estas características que se realiza en Catamarca con un religioso como acusado.

Es toda una rareza, a tal punto que en el país no deben llegar a la media docena los juicios de este tipo.

En realidad este juicio tendría que haber empezado la semana pasada, pero se postergó por una insólita situación: el abogado del acusado nunca apareció. Seguramente habrá tenido sus respetables razones para ausentarse, pero ante los ojos del público todo pareció una vulgar excusa. Porque primero dijo que no iba porque era paciente de riesgo y tenía noticias del riesgo de contraer coronavirus en la sala. No sería la primera vez que el virus cae como anillo al dedo en chimichurris judiciales. Pero ante la duda le dieron la razón, y lo invitaron a sumarse por videoconferencia. Entonces el abogado avisó que no tenía buen internet.

El cura Gutiérrez salió diciendo que su defensor no había renunciado y seguía siendo su abogado, pero ya fue: le pusieron un defensor oficial y postergaron el inicio del debate unos días porque, lógicamente, el nuevo abogado tiene que saber de qué se trata la causa.

¿Habrá podido hacerlo en cinco días? No sabemos. Lo cierto es que esta historia tiene varios días más de antigüedad, para ser exactos: seis años.

Porque fue en 2015 que el acusado fue denunciado por violar a una niña-adolescente, a quien “tutelaba” en grupo juvenil de la iglesia en Belén.

Después del abuso, empezó para la víctima un verdadero martirio, porque además de lo que denunció, empezó a recibir junto a su madre toda clase de ataques, agresiones y amenazas de fanáticos católicos que defendían al cura.

Madre e hija, revictimizadas, se tuvieron que ir de la ciudad. Y la justicia, lenta como siempre, demoró seis años en llegar al juicio para determinar la verdad.

Varias entidades piden una condena ejemplar, y después de largos años y negaciones, Gutiérrez salió a decir que en realidad estaba “enamorado”.

Si es culpable o no lo decidirán los jueces. Pero es muy importante que haya justicia.

No porque sea un cura, da lo mismo si es heladero, intendente o vendedor de tortillas. Lo que no puede haber, lo que no debe existir más, es protección para los violadores. Y hay que decirlo, porque la gente con poder (político, económico o eclesiástico), siempre fue protegida por la justicia.

Ya bastante indigna que los corruptos escapen siempre. Pero estos delitos son más graves que “meter la mano en la lata”. Se arruinan vidas de personas inocentes, y los culpables tienen que pagar como corresponde: en la cárcel.

Que de una vez empiece el juicio… y que se haga justicia.

El Catucho

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Más leidos