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Murió el niño que cayó a un pozo en Afganistán: el rescate se había prolongado durante tres días

Haidar, el niño de seis años que cayó hace tres días en un pozo seco en el este de Afganistán, fue hallado sin vida este viernes por los equipos de rescate.

“Lamentablemente, el bebé Haider fue separado de nosotros para siempre. Nuestro país hoy es nuevamente anfitrión de una gran tragedia”, escribió en Twitter Abdulá Azzam, secretario del vice primer ministro Abdul Ghani Baradar. “Que Alá conceda paciencia a todo el pueblo afgano y especialmente a la familia de Haider”, completó.

Los rescatistas que trabajaron en el lugar lograron perforar una gran piedra que obstruía el camino y aproximarse a la cavidad en la que el menor se encontraba atrapado. Allí, constataron que niño estaba vivo, pero que su estado de salud “no era bueno”.

Las autoridades del Gobierno de los talibanes, empresas de construcción y otros ciudadanos trabajaron contra reloj desde por más de 46 horas para rescatar al niño de seis años, aunque la escasez de recursos mecánicos dificultó la operación.

Ante esta demora, varios hogareños reunieron varios suministros para el niño, como agua y galletas, que le bajaron mediante un cable que conecta la superficie con su ubicación, junto con un teléfono móvil para que su padre pudiera ponerse en contacto con él.

Un video compartido en redes sociales muestra parte la conversación entre el primogénito y su hijo. “Hijo por favor no llores, te envío el teléfono y agua, por favor no llores”, dice el padre a un Haider desconsolado, que le pide que sea él quien baje y lo rescate.

También en redes sociales se suceden los mensajes en los que comparan este accidente con el caso del niño Rayan, rescatado sin vida tras casi 100 horas en el fondo de un pozo en Marruecos.

Este suceso se produjo en medio de una profunda crisis económica en Afganistán, por lo que los gobiernos provinciales tienen cada vez menos recursos para hacer frente a las emergencias o las necesidades básicas del país.

La mayoría de los pozos se construyen en áreas rurales para hacer frente a la sequía o para cultivar amapola en zonas donde no llega el agua, y no tienen cubierta para evitar la caída de animales o personas.

El caso más reciente sucedió el año pasado, cuando un niño cayó a un pozo en la provincia meridional de Helmand. Tras varias horas de operaciones de rescate, el menor fue sacado vivo del hoyo, pero falleció al poco tiempo en el hospital.

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