Las sospechas en torno a la millonaria compra del avión Lear Jet 75 que hizo Catamarca, no dejan de crecer, y ahora se investiga un controvertido escenario que coincide con las fechas en que se realizó la cuestionadísima adquisición.
El avioncito de los 9 millones de dólares (en ese momento el doble de lo que costaba un buen avión según los expertos), llegó a Catamarca en septiembre de 2021, y ahora se estudian numerosas compras similares en el país para esas fechas, que habrían sido aprovechadas para hacer unos mangos verdes muy fácil.
Según publicó La Nación, la maraña de regulaciones y restricciones cambiarias de entre 2020 y 2023 generó oportunidades ideales para que hagan negocios quienes conocían en profundidad el sistema. Es lo que se sospecha que ocurrió con las compras de cerca de 300 aviones privados que se hicieron gracias a un acceso preferencial a un dólar barato y con posible sobrefacturación de las operaciones, lo que constituiría contrabando.
El caso empezó a tratarse en los tribunales federales en Comodoro Py en 2021, porque la importación de 289 aviones, por unos US$200 millones, levantó suspicacias. El fiscal federal Guillermo Marijuan inició en enero de 2022 una investigación de oficio porque consideraba la posibilidad que, además de haberse beneficiado del tipo de cambio barato y del acceso a la autorización para hacerse de esas divisas, podría haberse configurado el delito de contrabando por sobrefacturación de importaciones. ¿Cómo habría sido la maniobra? Se declaraba un monto más alto de compra de la aeronave, cuyo precio es determinable (por horas por motor, horas por fuselaje, entre decenas de otras variables) pero con mayor dificultad que otros productos más masivos, y así se accedía a más dólares –al precio oficial– de los necesarios para concretar la adquisición. Con la diferencia que se ganaba, el avión salía una fracción de su precio.
Las presunciones preliminares de ilícitos alrededor de estas maniobras son múltiples: valor reportado por encima del precio real para acceder a más divisas, triangulaciones en el exterior para posible lavado de activos, aeronaves que nunca llegaron a la Argentina y quedaron afuera para su posterior venta, aviones que estaban en el país antes de su efectiva importación y sociedades sin la capacidad económico financiera para estas operaciones.
¿Puede el avión catamarqueño aparecer mezclado en estas avivadas? En su momento, todo se resolvió de la noche a la mañana con una “compra directa”, mientras los especialistas sostenían que se podía adquirir un buen avión para la Provincia por 4 millones de dólares, en lugar de los 9 que se gastaron (sin contar mantenimientos, combustible, etc.).
¿Fue en realidad una pérdida de dólares como siempre se supuso? ¿O alguien en realidad ganó millones con la transacción?