Manuel Adorni afronta la campaña electoral porteña con una estrategia inusual: moverse poco, hablar mucho en redes y dejar que la imagen de Javier Milei haga todo el trabajo pesado. Sin plataforma clara ni una agenda nutrida de actividades, el vocero presidencial y postulante a legislador apuesta a su asociación directa con el Presidente para captar votos en la Ciudad de Buenos Aires, donde se vota en apenas tres semanas.
En lugar de preparar su participación en el debate de candidatos de este martes, Adorni decidió viajar a Roma junto a Milei para asistir al funeral del Papa Francisco, sacrificando días cruciales de campaña. Según su entorno, la intención es llegar al debate “sin guiones”, mostrando espontaneidad. En la oposición, sin embargo, critican la falta de propuestas y consideran que su estrategia es riesgosa.
Karina Milei reunió en Casa Rosada al equipo que coordina la campaña porteña —con Pilar Ramírez a la cabeza— para ajustar detalles. Decidieron que Adorni no tendrá entrenamiento intensivo para el debate. Argumentan que “coachearlo” podría inhibirlo, recordando su floja performance reciente cuando intentó leer un discurso en un evento privado.
La consigna sigue siendo sencilla y agresiva: machacar contra el “kirchnerismo” representado por Leandro Santoro, bajo el lema “libertad o kirchnerismo”, y prometer la aplicación local de las políticas de ajuste nacional. El tono hacia el PRO, representado por Silvia Lospennato, aún no está definido, ya que persiste la posibilidad de un entendimiento en la Provincia de Buenos Aires.
Aunque en principio no llevarían a Milei al debate para evitar que eclipse al candidato, en el círculo de Adorni no descartan cambios de último momento. Creen que, incluso si quedan apenas detrás de Santoro, sería un logro político que los posicionaría como la nueva fuerza opositora real en la Ciudad, desplazando al PRO.
Mientras tanto, en la trastienda del Gobierno, el equipo que encabeza Santiago Caputo sigue de cerca la evolución de la campaña, aunque evitando intervenir públicamente para no tensar la relación interna con Karina. A pesar de las divisiones, confían en que Adorni aún tiene chances de imponerse.
En la oposición, en cambio, señalan que el rol de vocero presidencial le da al candidato libertario una exposición mediática incomparable. Una eventual derrota ante Santoro fortalecería el argumento de que la derecha, fragmentada, pierde fuerza, y podría forzar un pacto entre Milei y Macri en la provincia más importante del país.
Por ahora, Adorni sigue firme en su apuesta: poco acto, mucho Milei y un debate sin libreto. El 18 de mayo sabrá si la estrategia le funcionó.