Muchos dirigentes gremiales, varios de ellos atornillados a sus sillones durante años y años, encontraron la llave de la felicidad acomodándose con los gobiernos de turno. Usan la chapa del sindicato, piden nombramientos para ellos, piden una casa, piden favores, y a cambio cierran acuerdos desastrosos y hacen la vista gorda a lo que sufren sus representados. De yapa, tienen las cajas del gremio, lo que les asegura una larga y feliz vida.
Esto es un negocio redondo para muchos, por eso hay varios gremialistas que sólo se mueven en épocas preelectorales, sacándose fotos para mostrar su apoyo a los candidatos –siempre del oficialismo, claro- y seguir juntando méritos, además de pedir un lugarcito en las listas cuando se puede.
Al Gobierno le conviene, tiene a los gremios en el bolsillo a un costo barato, y hace lo que quiere porque sabe que si alguno se hace el loco con amenazar con cortarle los víveres alcanza para mantenerlos a raya.
Es una historia de muchos años en Catamarca, porque ni siquiera hace falta ser militante de nada. Hay gremios que eran chupamedias de los radicales y ahora son chupamedias del peronismo, no les importa nada más que mantener sus privilegios.
Pero parece que la gente se está hartando, y se empezó a mover el avispero en el sector de Obras Públicas del Ministerio de Infraestructura y Obras Civiles, donde ya no quieren saber nada con los sindicatos tradicionales.
Se está gestando algo, y más de uno empieza a preocuparse.
Están naciendo nuevos liderazgos, como pasó hace unos cuántos años en Salud, con la diferencia de que ahora parece que respetan un poco más a los trabajadores, porque incluso los recibieron. A los Autoconvocados de la Salud no los recibían, y tuvo que pasar mucho tiempo y muchas marchas para que les prestaran atención.
La muchachada se cansó, y quieren negociar por su lado, porque ya no le creen ni a Ricardo Arévalo de ATE ni a Claudia Espeche de UPCN.
Ojo porque no son dos o tres gatos locos… hay muchos trabajadores que no confían en los sindicalistas, que están cansados de ver a sus representantes llenarse los bolsillos y no lograr nada para ellos.
Atención porque no va a ser fácil frenar esta movida, si es que se puede frenar.