En los últimos meses, la cantidad de argentinos que cruzó a Chile y otros países fronterizos se multiplicó. A primera vista, el fenómeno responde a la búsqueda de precios más convenientes, pero oculta una duda que resuena en varias conversaciones: ¿por qué la ropa es más cara en este país y si funcionan medidas como la reducción de aranceles que impulsó el Gobierno para bajar los costos que paga el consumidor?
La preocupación por el precio de la indumentaria volvió a reactivarse después de que el INDEC publicara el índice de inflación de abril, que mostró que la categoría “Prendas de vestir y calzado” subió 3,8%, un punto por encima del nivel general.
De todos modos, en la comparación interanual, la ropa aumentó 36,9% y en lo que va de 2025, 8,3%; ambos indicadores por debajo del promedio de precios.
Lo que sucede es que si bien en 2024 los precios de las prendas se movieron por debajo del IPC, entre 2020 y 2022 habían superado ese umbral.
De todos modos, para comprender por qué los valores de la indumentaria son más elevados que el resto de los países, se puede ver una lista de razones. Fundar identificó distintos factores para explicar la evolución de los precios en relación con otros países:
- Las barreras a la importación.
- La incertidumbre y la volatilidad macroeconómica de la última década.
- El uso de la regulación de precios como ancla antiinflacionaria.
- La presión tributaria.
- La dinámica del consumo interno y el poder adquisitivo.
- El acceso al crédito.
- El estancamiento de la productividad sectorial.
Sobre el primer punto, a fines de marzo el Gobierno dispuso una reducción de los aranceles a la importación de productos textiles, calzado, hilados y telas que habían sido fijados por el Mercosur en 2007. De esta manera, los aranceles de ropa y calzado pasaron del 35% al 20%; lo de telas, de 26% a 18%; y los distintos tipos de hilados, de 18% a 12%, 14% y 16%.
La medida se tomó “para alentar la competencia y la baja de precios textiles en Argentina y la baja de la inflación”, según el comunicado que publicó en su momento la secretaría de Comercio.
Sin embargo, a dos meses de la aprobación de esa iniciativa, el impacto en los precios es muy acotado. De acuerdo con estimaciones de la industria, el efecto en los valores que paga el consumidor representó hasta el momento una baja promedio de 2%.
El principal cuestionamiento de los empresarios es que la reducción arancelaria alienta las compras en el extranjero, en detrimento de la industria local. “La medida carece de perspectiva industrial al abaratar en mayor medida los bienes finales que insumos industriales“, analizaron en Protejer.
Además, detallaron cuáles son los costos de comercialización que recaen sobre los productores locales e impactan sobre el precio final de las prendas:
- El 50% del valor final de una remera corresponde a impuestos (IVA, Ingresos Brutos, tasas municipales, créditos y débitos).
- Un 30% es por el pago de alquileres y los costos financieros: las comisiones de las tarjetas o billeteras virtuales.
- 12% corresponde a la logística, el marketing y la rentabilidad.
- 8% se explica por los costos de la industria: insumos y mano de obra.