La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció hoy que la incidencia de las enfermedades crónicas no transmisibles es cada vez mayor, que a nivel global podrían significar el 86% de los decesos anuales para mediados de siglo y advirtió que no hay “indicadores claros” que indiquen que esta tendencia se revierta por lo que instó a los países parte a tomar medidas eficaces al respecto.
Asimismo, en su informe anual de Estadísticas Mundiales de Salud, el organismo detalló un panorama general de los principales problemas de sanidad e instó a actuar para desempantanar el avance hacia Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), de la Agenda 2030.
Al tiempo que advirtió que, de mantenerse al mismo ritmo, las enfermedades crónicas serán una amenaza cada vez mayor para las futuras generaciones y estimó que, de no cambiar la trayectoria que llevan, provocarían el 86% de las muertes anuales.
Además de los padecimientos no transmisibles, el estudio hizo hincapié en el impacto que el cambio climático tiene en la salud de las personas, especialmente las más pobres y vulnerables, y aseguró que este fenómeno “continúa degradando a un ritmo acelerado el medio ambiente y la salud física y mental, lo que plantea enormes riesgos para todos”.
En esa línea de la investigación se desprende que “a pesar de que ha disminuido la exposición a muchos riesgos para la salud, tales como el consumo de tabaco o alcohol, la violencia, el agua insalubre y el saneamiento deficiente, los avances han sido inadecuados y otros riesgos, como la contaminación atmosférica siguen presentes en la vida de las personas”.
El informe también tuvo su apartado sobre las incidencias de la pandemia del Covid-19 y detalló el “gran retroceso” que supuso en la carrera hacia las metas de desarrollo, calculando en 336,8 millones los años de vida perdidos, un promedio de 22 años por cada una de las 14,9 millones de muertes.
Otra consecuencia directa de la pandemia fue la profundización de las inequidades que existen tanto “entre los países como dentro de ellos”, según el informe que detalló que “las poblaciones con niveles educativos más bajos residentes en países de renta baja y media tuvieron un acceso más limitado y tardío a la inmunización, y aún hoy continúa siendo menos probable que hayan recibido la vacuna”.
“La pandemia de COVID-19 es un claro recordatorio de que las enfermedades infecciosas pueden surgir o resurgir para causar daño a todos”, enfatizó el organismo y agregó que los padecimientos infecciosos que antes estaban bajo control pueden surgir como resultado de la resistencia a los antimicrobianos.
El documento también destacó una “alarmante incidencia de obesidad” y lo consideró “un problema de salud pública que crece rápidamente sin señales de pueda desacelerarse en el futuro inmediato y que conlleva el incremento de otras enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión”.
Por último, el informe aseguró que “se ha ralentizado” el avance de la cobertura sanitaria universal “en comparación con los pasos logrados hasta antes de 2015, al margen de que siguen vigentes las dificultades financieras debidas a los costos de la atención médica”.