¿La culpa es del chancho?

“La culpa no es del chancho, sino de quien le da de comer”, dice el refrán. Y en ese debate andan kirchneristas y libertarios, que se pelean por acusar al otro por el escandalete del senador Edgardo Kueider, atrapado en la frontera con Paraguay cuando viajaba con una joven secretaria y miles de dólares, pesos y guaraníes no declarados.

Lo que todos sospechan es que ese dinero que llevaba el legislador nacional es parte de la coima que recibió por votar las leyes de Javier Milei. Y el hombre está en problemas, porque no tiene manera de justificar la fortuna que llevaba a escondidas.

Ahora él dice que esa plata que llevaba no es suya, que es de su “secretaria”, y ella dice que la ganó ejerciendo la prostitución. Un manotazo de ahogado del senador detenido en Paraguay, al que ahora quieren rajar del Congreso de la Nación.

Kueider fue electo con el kirchnerismo, pero después de asumir abandonó el bloque y formó un bloque “unipersonal” que se integró al oficialismo.
Y ahí está la discusión: “Lo llevabas en tu lista, es tuyo, es kirchnerista”, se defiende el Gobierno.

“Se pasó al oficialismo, vota tus leyes, es tuyo”, se defiende el kirchnerismo.

La oposición quiere aprovechar para echarlo y recuperar su banca. El oficialismo no quiere perder un voto y alargar la historia. Como contraataque, amenaza con echar a todos los que estén denunciados, y eso es como querer incendiar todo.

Los libertarios se contradicen: la semana pasada decían otra cosa cuando se debatía la Ficha Limpia: decía que las condenas en dos instancias no alcanzaban para librar de sospechas sobre causas amañadas y que hacía falta el fallo de la Corte, o bien una instancia más. Ahora cambió de opinión y quiere echar a cualquiera que esté, no condenado, sino procesado.

Es todo una vergüenza, porque todos están calculando cómo sacar provecho, pero nadie niega que los votos en el Congreso se compran y se venden. Las coimas, las valijas, las Banelco, son una realidad.

Y eso significa que el tema es mucho más grave que el del senador atrapado. Es un sistema corrupto, donde una ley sale o no sale al mejor postor.

Y si Kueider es corrupto, también es corrupto el que le paga. Milei dice que hay que limpiar el Congreso y trata de ratas a los legisladores, pero la oposición no le pagó a Kueider para que vote las leyes libertarias. ¿Entonces? ¿Quién puede tirar la primera piedra?

Muchos legisladores nacionales se hacen millonarios levantando la mano cuando se les ordena, y muchos lo hacen a cambio de miles y miles de dólares, arreglos, privilegios.

Todos, los que pagan y los que cobran, estafan a la ciudadanía y son iguales de delincuentes.

Sean del partido que sean, sean de la provincia que sean. El sistema está podrido y no se ve que alguien lo quiera cambiar.