Las tensiones en Medio Oriente alcanzan niveles críticos con Israel y Hamás en guerra, y un nuevo giro se suma con el ataque al consulado iraní en Damasco, Siria, que resultó en la muerte de miembros de la Guardia Revolucionaria. Irán atribuye el ataque al gobierno de Benjamin Netanyahu y advierte represalias.
El ataque del 1 de abril, que Irán atribuye a Israel, desencadenó una escalada que, según el presidente estadounidense Joe Biden, podría llevar a un nuevo conflicto. En un discurso televisado durante el fin del Ramadán, el líder supremo de Irán, Ali Jameneí, prometió que Israel “será castigado” por el ataque, comparándolo con un ataque a su propio suelo.
El portavoz del Ejército israelí, Daniel Hagari, afirmó que Israel está preparado para cualquier ataque. “Estamos más preparados que nunca para defender a nuestra ciudadanía”, declaró. Hagari advirtió que un ataque directo sería una clara señal de las intenciones de Irán de escalar el conflicto en la región.
El canciller israelí, Israel Katz, enfatizó que si Irán ataca desde su territorio, Israel responderá con fuerza.
El presidente Biden reiteró el apoyo incondicional de Estados Unidos a Israel en la conferencia de prensa en Washington. “Estamos comprometidos con la defensa de Israel. Apoyaremos y defenderemos a Israel, y Irán no tendrá éxito”, afirmó.
Francia, por su parte, retiró a sus diplomáticos de Irán en respuesta a las crecientes tensiones, y el Ministerio francés de Asuntos Exteriores aconsejó a sus ciudadanos evitar viajar a Israel, Irán, el Líbano y los territorios palestinos.
