En la noche del sábado, Estados Unidos volvió a ser sacudido por una serie de tiroteos masivos que dejaron consecuencias trágicas. En tres balaceras distintas, cuatro personas perdieron la vida y más de 30 resultaron heridas, poniendo de manifiesto una de las problemáticas más graves que enfrenta el país en los últimos años.
El primer incidente ocurrió en las cercanías de un festival musical en Washington, donde dos personas fueron asesinadas y tres resultaron heridas en un tiroteo que tuvo lugar alrededor de las 20:00 horas. Las autoridades lograron detener al sospechoso, quien, según el oficial de información pública de la Oficina del Sheriff del Condado de Grant, también resultó herido.
Posteriormente, durante la madrugada del domingo, otro tiroteo se produjo en un estacionamiento en los suburbios de Chicago, dejando al menos 20 personas heridas y una víctima mortal. Aunque los motivos aún no están claros, testigos presenciales mencionaron que el evento tenía la intención de ser una celebración de Juneteenth, conmemorando la emancipación de los ciudadanos afroamericanos esclavizados.
En St. Louis, otro incidente ocurrió en un edificio del centro de la ciudad, dejando nueve heridos y la trágica muerte de un menor. Con este fin de semana marcado por una serie de incidentes violentos, Estados Unidos se encamina hacia uno de los peores años en términos de muertes por tiroteos masivos. Estas estadísticas ponen en evidencia las graves consecuencias de los laxos requisitos para la portación de armas en el país.