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Préstamos: el veneno silencioso

Es un tema del que casi no se habla cuando se analiza la situación económica, pero ya llena de angustia y preocupación a miles de catamarqueños.

La mayoría de los trabajadores tienen comprometidos sus ingresos futuros por préstamos y compras en cuotas que superan, en la mayoría de los casos, los sueldos que acumularán en los próximos 12 de meses. Algunos van a los bancos, otros caen en la usura, otros se endeudan por compras en el supermercado, con tarjetas de crédito que cuando llega el resumen apenas pueden pagar el mínimo para seguir usándola.

Es un veneno que silenciosamente va matando el poder adquisitivo de los que menos ganan, y que para seguir viviendo tienen el endeudamiento como único camino de salida… o de caída. La economía de los sectores populares permanece invisibilizada por el mundo académico y sin embargo sigue desafiando a las políticas públicas. Los empleados públicos de bajos ingresos son las principales víctimas de las deudas.

Porque tienen una “tranquililidad” mentirosa. Sí, es una franja de la población que tiene estabilidad laboral y empleo garantizado. Pero el dinero no les alcanza, y se van enterrando cada vez más por quienes se abusan de ellos y sus necesidades.

Se ha creado una nueva relación financiera como relación de explotación. El vínculo está dado por la deuda, una deuda que no ha tenido análisis en la teoría económica. La deuda pareciera establecer un vínculo fuerte entre los sectores más vulnerables y el sistema financiero.

Más allá del aumento de los créditos personales, investigaciones recientes dan cuenta de una fuerte heterogeneidad en las tasas de interés pagas por los distintos sectores sociales. A los que menos ganan, más les “sacan la cabeza”. Les dan créditos con interés del 200 por ciento y más.

Para las clases más acomodadas, los intereses son siempre más bajos. Esta diferencia de tasas objetiva una forma de explotación financiera y los agentes públicos de bajos ingresos se inscriben en la misma relación de explotación financiera que los trabajadores de la economía popular.

Hay un capital financiero que trabaja con el mercado interno, buscando ganancias en las deudas de las familias a través de instrumentos de crédito para el consumo, créditos hipotecarios, créditos prendarios, etc. Hay empresas y mutuales que masacran a los empleados públicos y jubilados con complicidad del Estado, porque se aprovechan de los Códigos de Descuentos que les aseguran cobro inmediato por muy abusivas que sean las cuotas. Mucha gente paga y paga y ya ni sabe qué le están cobrando.

Y lo que es peor, saca nuevos préstamos para pagar los viejos. Es un drama que casi nadie contempla, pero que pega directo en los bolsillos de miles de familias catamarqueñas. No hay señales de que alguien tenga voluntad de corregir o intervenir en este tema.

El catucho

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