El informe de los índices de pobreza en Catamarca publicados por el INDEC puso a la clase política en modo “discutir porque el aire es gratis”, y se enzarzaron en un debate inconducente y estéril. Oficialistas y opositores desplegaron su retórica tribunera, buscando destacarse como los más afilados en “análisis convenientemente interpretado” de su bando. Peleando por hacer primar su interpretación de los datos.
El Instituto Nacional de Estadísticas y Censo publicó los datos del segundo semestre de 2020: en el año de la pandemia y con el arrastre de la crisis económica, la pobreza creció un 1,1% en el país y trepó al 42%. Pero en Catamarca, he ahí el motivo del parloteo, ese indicador bajó un 9%.
Ni lerdo ni perezoso, el Gobernador aprovechó el dato, que para ese momento ya había sido reflejado por medios periodísticos, y celebró que “las cosas se están acomodando y que ha bajado la pobreza en Catamarca”. Poroto para su gestión, flores para el Gobierno nacional, y todos contentos.
Pero la oposición, escasa de protagonismo y agenda propia, sintió que era una buena oportunidad para decir algo, y salió a contradecir al Gobierno. Primero, un diputado, luego un dirigente, alguna que otra voz en consonancia, desde JxC apostaron por la teoría del “relato”, acusando al mandatario de hacer una análisis forzado.
“El análisis de datos interanuales es, a mi juicio, arbitrario y lo que está haciendo el Gobernador es faltar a la verdad en base a datos objetivos, es un relato que no se ajusta a los datos objetivos ni a la realidad”, dijo el diputado Francisco Monti, abriendo la ronda de debate.
Según el contra argumento del legislador, las cifras del segundo semestre de 2020 se deberían comparar con las del primer semestre del mismo año. Y no con los del mismo periodo del año anterior, como hizo el Gobernador.
Pero como no faltan los obsecuentes “más jalilistas que jalil”, la respuesta del oficialismo llegó bien rapidito de la boca de algunos legisladores, muy atentos a defender a su “líder” (de ocasión). Y cantaron retruco, con una serie de reglas y fórmulas de “estadística socioeconómica avanzada”, para sostener la buena noticia de que en Catamarca la pobreza, a pesar de la pandemia, disminuyó.
Lo que nadie atinó a decir (cuesta creer tan escaso poder de análisis) es que la economía del año de la pandemia fue una realidad artificial forzada por un sistema monetario al rojo vivo. Y que, en provincias como Catamarca, la economía se sostuvo con recursos que no produce.
En la Argentina, medir la pobreza en pesos es una ficción del calibre de “Alicia en el país de las maravillas”. Sin acceso al mercado internacional de crédito, para financiar las necesidades de la pandemia el Gobierno puso a funcionar la maquinita. La emisión de dinero durante 2020 escaló a niveles siderales. La masa monetaria creció 575.000 millones de pesos, con lo que el circulante en poder del público acumuló, desde el 20 de marzo hasta fin de año, un crecimiento nominal del 52%, equivalente a una subida del 16,4% una vez descontada la inflación.
De esa enorme masa de billetes con la tinta fresca y ningún respaldo, un gran porcentaje se fueron a los programas de contención económica implementados para sostener un sistema económico paralizado. ATP, IFE, Tarjeta Alimentaria, AUH y muchas líneas más de subsidios desparramaron dinero a lo ancho y largo del país, generando indicadores económicos artificiales.Doblemente real esto en provincias como Catamarca, donde la dependencia de los recursos federales y la gran cantidad de asalariados empleados en el Estado acentuaron esa ficción.
Solo por la AU, durante el 2020 Catamarca recibió casi 130 millones de pesos, distribuidos entre más de 42 mil beneficiarios finales. Por otra parte, el IFE alcanzó en Catamarca a 103.795 personas, por un total de 3.083.000.000 pesos. Mientras que el ATP, destinado a ayudar a empresas para el pago de sueldo y que se desembolsó en siete pagos entre mayo y septiembre, superó los 774.000.000 pesos.
Número oficial exacto, en 2020 Catamarca recibió 3.935.566.609 pesos en la provincia en concepto de IFE, ATP y Bono Salud. A eso hay que sumarle 10 millones de pesos en concepto de “Refuerzo Alimentario y de Limpieza”, unos 130 millones de pesos en el bono especial de AUH; 323 millones de pesos del bono extra de 3.000 pesos para jubilados y pensionados de la ANSES; 82 millones de recarga de la Tarjeta Alimentaria que también perciben los beneficiarios de la AUH.
Que si se compara el segundo trimestre con el primero. Que si hay que medirlo con el año anterior. Que si la pobreza bajo, que si subió. El arco político se desvive por ganar la discusión para la tribuna. Mientras el ciudadano pierde todos los días contra la inflación y recibe un sueldo con billetes de tinta fresca que valen cada vez menos.
