En respuesta a un letal ataque en Jordania, Estados Unidos llevó a cabo una ofensiva aérea en siete puntos diferentes, atacando 85 objetivos. El presidente Joe Biden advirtió que las respuestas continuarán “en el momento y lugares” que se elijan, pero la Casa Blanca asegura que no busca iniciar una guerra con Irán.
Las acciones provocaron la condena de Irán y la preocupación de países de la región. Siria denunció la violación de su soberanía, e Irak llamó a consultas al encargado de negocios estadounidense en Bagdad. Mientras tanto, crece el temor a una escalada en Medio Oriente, con llamados internacionales para evitar una crisis explosiva.
Este enfrentamiento se produce en un contexto de más de 165 ataques anteriores contra fuerzas estadounidenses en la región, agravando una situación ya tensa. Las fuerzas estadounidenses, parte de una coalición internacional en Siria e Irak, enfrentan el desafío de mantener la estabilidad en una región afectada por conflictos yihadistas persistentes.
La nota también destaca la conexión de estos eventos con la guerra entre Israel y Hamas, que se inició en octubre. La ofensiva israelí, desencadenada tras ataques de milicianos de Hamas, ha dejado un saldo trágico en la Franja de Gaza, elevando aún más la tensión en la región.
