El león y el camaleón

Una de las claves del fenómeno Javier Milei es cómo supo seducir a los jóvenes y captar el voto de los chicos, entusiasmados por su rebeldía, su cabellera desaliñada de león y sus gritos y gestos grandilocuentes.

Y uno de los jovencitos que se sumó a las huestes de Milei con entusiasmo fue Luisito Barrionuevo, que con más de 80 años enseña que nunca es tarde para el amor ni para hacerse libertario.

“¡Hay que terminar con la casta!”, grita enardecido el exfuncionario menemista que intervino el PJ con Mauricio Macri y tiene alquilado un ministerio en el gobierno de Raúl Jalil.

“La inflación nos está matando, hoy nadie puede vivir con solo un ministerio y un sindicato. ¡Viva la libertad!”, proclama el legendario dirigente que impulsaba la candidatura de Wado de Pedro. “¿Wado qué? No conozco ningún Wado. ¡Viva la libertad!”, dice ahora.

Peronista de ley, Barrionuevo entiende que quien mejor representa la doctrina de Juan Domingo Perón es sin dudas Milei, quien hoy levanta las banderas de Evita al explicar que “la Justicia social es una aberración”.

“Esto es peronismo puro: donde hay una necesidad nace un derecho. Yo tengo necesidad de seguir facturando y eso me da derecho a cambiar de camiseta y sumarme al ganador”, sería su lógica.

Tiene razón, es que en Argentina nadie hace la plata trabajando ni acompañando a los que pierden una elección.

¡Los muchachos libertarios, todos unidos triunfaremos, al Banco Central explotaremos y órganos venderemos! Que se calle el del bombo… Tenemos que tratar de dejar de robar por lo menos media hora.

El catucho 

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