El presidente Javier Milei expresó en reiteradas ocasiones su interés en acercar comercialmente a Argentina con Estados Unidos. En un evento del Comité de Acción Política Conservadora (CPAC), afirmó que el país quiere ser el primero en adherir al sistema de “tarifas recíprocas” promovido por Donald Trump, lo que implicaría ajustes en la política arancelaria.
Actualmente, Argentina aplica un arancel promedio de 6,2% a productos importados desde EE.UU., mientras que el país norteamericano impone un 2,5% a los bienes argentinos. De aplicarse la reciprocidad, Argentina debería reducir sus aranceles en un 60% para equipararlos, o bien enfrentar un incremento del 148% en los aranceles que pagan sus productos al ingresar al mercado estadounidense.
Este escenario plantea desafíos. Por un lado, Trump aún no cuenta con la autoridad del Congreso para negociar acuerdos de libre comercio. Por otro, Argentina enfrenta restricciones debido a su pertenencia al Mercosur, un bloque con aranceles externos comunes. Milei ha manifestado su intención de abandonar la unión aduanera, pero cualquier decisión en este sentido requeriría aprobación legislativa.
Además, la incertidumbre persiste en torno a la implementación de la política de Trump. Según Maximiliano Gutiérrez, investigador del Ieral de la Fundación Mediterránea, las declaraciones del expresidente han sido ambiguas y hasta contradictorias, lo que deja dudas sobre la profundidad de su ofensiva comercial.
El impacto de estas medidas también se reflejaría en sectores sensibles como el del aluminio y el acero. En febrero, EE.UU. impuso un arancel del 25% a la importación de estos metales sin excepciones, lo que afecta directamente a Argentina, séptimo mayor exportador de aluminio al país norteamericano. A diferencia de 2018, cuando Washington otorgó exenciones a ciertos países, esta vez no habrá trato preferencial, ni siquiera para un aliado como Milei.
Otra cuestión en debate es el posible tratamiento del IVA como barrera comercial. Trump ha sugerido incluir impuestos indirectos en su esquema de tarifas recíprocas, aunque expertos sostienen que esta interpretación carece de fundamento, ya que el IVA se aplica de manera uniforme tanto a productos nacionales como importados.
Si bien Argentina registró en 2024 un superávit comercial de USD 230 millones con EE.UU. por primera vez en 20 años, la aplicación de las tarifas recíprocas no estaría basada en el saldo comercial, sino en la diferencia arancelaria.
En este contexto, la relación entre Milei y Trump podría jugar un papel clave en el rumbo de las negociaciones. Sin embargo, los desafíos regulatorios, las restricciones del Mercosur y la incertidumbre sobre la política comercial de EE.UU. hacen que el panorama aún sea incierto.