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No es momento para cortinas de humo

Con gran parte de la sociedad estafada y enterrada en deudas, una justicia que parece bailar al ritmo que le impone Edgar Bacchiani, media docena de financieras truchas que arrasaron con todo, y fortunas multimillonarias que nadie sabe de dónde salieron ni dónde fueron, Catamarca atraviesa uno de sus períodos más oscuros.

Hay hambre en las calles, hay enojo, y hay respuestas que no aparecen, porque llevamos semanas y semanas escuchando que detienen a fulano, que le dan la domiciliaria a mengano y que un abogado dice una cosa y otro dice otra, pero nada se define ni se resuelve.

Y mientras unos la pasan muy mal, otros aprovechan la volteada para distraer y largar humo tapando la catarata de problemas que acechan a los catamarqueños.

Así, se lanzan irresponsablemente listas de supuestos involucrados en la gran estafa, con el único objetivo de confundir y ensuciar.

Toda una ironía: mientras se esconden los nombres de los altos funcionarios que están metidos hasta el cuello, se “denuncia” a otros que nada tienen que ver, con supuestos informes periodísticos o las clásicas fake news que se largan a rodar en redes sociales.

¿Ironía o estrategia? Pagan justos por pecadores, y los pecadores, como los estafadores, no pagan nada.

Es lamentable que en una situación tan grave y crítica, haya personas dedicadas a jugar con estas cosas, que en definitiva están entorpeciendo la búsqueda de la verdad, y ayudando a los culpables con versiones sin fundamento.

Tenemos un gobernador que anunció que iba a echar a cualquiera que estuviera metido en el tema, pero no echó a nadie. No cumplió su palabra, como tampoco explicó por qué se dejaba operar a tantas financieras no autorizadas, que tuvieron todo el tiempo del mundo para meter la mano en los bolsillos de miles de catamarqueños sin que nadie se diera por enterado.

Nadie explica cómo es posible que una estafa semejante haya tenido como principales protagonistas a personajes que al mismo tiempo eran proveedores del Estado, que hasta le pagaban al ARCA sin que nadie preguntara a qué se dedicaban.

No puede ser que no se haya dicho una palabra de los ministros e intendentes que jugaban a la timba con esas financieras, vaya a saber con dinero de quién.

Todos eligen mirar para otro lado, hacer de cuenta que no pasa nada, y de paso aprovechar las noticias de la causa judicial como opio para tapar los problemas de una gestión que no va para atrás ni para adelante, donde reina la impunidad, donde nadie rinde cuentas de nada, donde entran y salen funcionarios a toda hora, jurando, renunciando, cambiando de cargo, yendo y viniendo como si fueran pasajeros de la terminal.

Largan historias para que la gilada se entretenga, sin hacerse cargo de las relaciones empresariales, amistosas, familiares y de negocios que tienen con muchos de los acusados.

Nadie pone blanco sobre negro, porque todos los partidos están mezclados en la joda, oficialistas y opositores, entonces dejan que el agua corra y el caos se instale, con tal de disimular su participación: como si eso sirviera, como si la gente no supiera lo que pasa.

Que en este desastre se larguen versiones para manchar justamente a los que no se prendieron, parece algo hecho a propósito.

No jodamos: los papeles están, los nombres están, y no es tan difícil blanquear quiénes participaron. Por algo no lo hacen.

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