En este gobierno que compra camionetas de lujos y tiene una multitud de ministros que la pasan bomba de vacaciones en el exterior, el gobierno que nos cuenta día por medio que llegan millones y millones de dólares en superinversiones mineras, que crece el empleo y todo está en orden… no se sabe si la vida es color de rosa o negro.
No se sabe porque al mismo tiempo se festeja la estabilidad y el progreso, y se declara la emergencia, en un caso de bipolaridad que haría pedir un chaleco de fuerza al mismísimo Sigmund Freud.
Después de meter el tema en la Legislatura el año pasado, como el tiempo de la famosa emergencia se terminó, ahora se decidió estirar un poquito más la fiesta de las emergencias, pero por decreto así no se pierde tanto tiempo.
Así es que la crisis se extenderá hasta fines de mayo, y ya se nos va medio año y se vienen las elecciones, y todo en emergencia por el “contexto de incertidumbre económica y social”, por culpa de Javier Milei… ah no, pará, Milei es reamigo. Bueno, por culpa de alguien.
Se renuevan así todas las prohibiciones que ya habían puesto, a muchas de las cuales ni el propio gobierno les dio bolilla, porque en definitiva el que tiene plata hace lo que quiere y el que está en emergencia también.
De yapa también se estiró la emergencia la prestación del servicio público de energía eléctrica en Catamarca. Bueno, eso no es novedad porque el servicio no es el mejor, aunque muy eficiente para facturar, cobrar y castigar a los morosos.
Lo que no se declaró por el momento es la emergencia judicial, ni la emergencia de capacidad, ni la emergencia ideológica, ni la emergencia de los acomodos, ni la emergencia de los discursos incoherentes. Porque problemas hay muchos, pero al gobierno lo único que le preocupa es la cajita feliz de los recursos, y la flexibilidad de los controles.
Porque claro, ¡esto es una emergencia!
Un decretito en enero, cuando están todos de vacaciones, y tema solucionado para administrar como se les de la gana. Agárrense porque cuando el Tribunal de Cuentas se ponga las pilas acá salta todo. Bueno, no, no se agarren. No va a pasar nada.
El catucho