Con la multitud de ministros designados por Raúl Jalil en el Gobierno y el poco apego que históricamente mostró el gobernador con sus funcionarios (¿cuántos cambios hizo en su equipo cuando era intendente?), no iba a pasar mucho tiempo hasta que cayera el primero, y la cabeza que rodó rápidamente, sin llegar a cumplir cinco meses de gestión, fue la de Daniel Zelarayán.
Una lástima porque quien fuera ministro de Lucía Corpacci y sobreviviera a la transición, era de lo mejorcito que había en el gabinete. Un tipo sin vedetismo, sin escándalos, que conocía la provincia y, algo poco frecuente, trabajaba más de lo que hablaba.
Zelarayán pasó a la Caja de Prestaciones Sociales, la vieja y nunca bien ponderada Capresca, lo que de rebote implica otra cabeza por el piso: la de Juan Cruz Miranda.
El pobre Juan Cruz, que fue la referencia de Jalil en economía durante mucho tiempo, cometió un error al querer lanzarse más lejos y todavía sigue pagando los platos rotos. Ayer nomás aparecía en los medios con su iniciativa de reinstalar los juegos de azar pese a la cuarentena, lo que resulta extraño porque a la misma hora que salía a hacer declaraciones, se informaba que ya no seguía en el cargo.
De todas maneras sería raro que no lo supiera, porque su salida se rumoreaba hace rato, cinco meses para ser más exactos: que Raúl Jalil pondría su conducción en Capresca era cantado.
Lo cierto es que hay un ministro menos, y por ahora no se conoce la intención de reemplazarlo: Producción quedará en manos del superministro Aldo Sarquís, auténtica mano derecha de Raúl.
En la jugada también salieron disparados a provincia dos funcionarios de Gustavo Saadi, Rafael Ponzo de la Caja de Crédito y Stella Nieva de Acción Social. Dos figuras municipales que dieron un salto rápido a Provincia, cuando todavía no habían cumplido medio año a las órdenes del nuevo intendente.
Cambia todo cambia… y dicen que la rotación recién comienza. ¿Quién sigue?
El Catucho