Susana Zenteno marca diferencias con el Gallo

Prometió y cumplió: La intendenta de Valle Viejo, Susana Zenteno, hizo campaña con la consigna de diferenciarse de su antecesor, Gustavo Roque Jalile, y a pocos meses de asumir ya lo logró.

El “Gallo” nombraba en el municipio a sus familiares, y Zenteno lo cuestionaba a los cuatro vientos, por eso ahora que llegó al poder hace algo distinto.

“Vean la diferencia, ya no hay nombramientos de familiares del Gallo, ahora hay nombramientos de familiares de Zenteno. Cumplimos, porque lo prometido es deuda”, dice un militante eufórico.

Y tiene razón, porque Susana se despachó designando como secretario a su esposo, Fernando Ravetti, un ilustre expresidente de PRODUCAT SAPEM, quien desde el primer día estuvo en la comuna desde las sombras, y ahora ya entra por la puerta grande de los funcionarios de lujo.

Los peronistas chacareros, eso sí, tendrán que afilar el discurso, porque se cansaron durante años de decir que era inaceptable convertir la municipalidad en un aguantadero de parientes y amigos. Y bueno, la vida es una moneda, un día cae para un lado, otro día cae para el otro.

Zenteno hacía campaña como una maestra que nada tenía que ver con los feos vicios de la política, pero por suerte aprendió rápido y ya es una más en el club.

Los que no lo tomaron muy bien fueron los muchachos de ATE, que venían de mal en peor con la intendenta, hasta que la cuarentena frenó obligadamente todas las protestas.

Allí se entró en una meseta sin reclamos, pero ahora se enojaron por lo que consideran “un festival de nombramientos”, al mismo tiempo que se les dice a los empleados que ni piensen en aumentos porque la crisis es horrible.

“Nosotros no tenemos por qué aceptar esta situación. Si no cuentan con los recursos, y estamos en emergencia, no se explica cómo estos señores del Ejecutivo hicieron un festival de nombramientos. Es contradictorio. Venían diciendo que iban a ser distintos a la gestión de Gustavo Jalile (FCS), pero resulta que la señora Zenteno ahora lo puso a su esposo como secretario privado, además de otros nombramientos que cayeron muy mal en los trabajadores”, dijo el sindicalista Rubén Luna.

El malestar es muy fuerte, porque además se apunta a Zenteno por la aparición de coronavirus en la municipalidad: “Desde julio estamos pidiendo los elementos de seguridad para trabajar en pandemia, también pedíamos la indumentaria de trabajo y nunca nos hicieron caso”, indicaron.

Como frutilla del postre, denunciaron una tremenda persecución, con traslados a modo de castigo y un “ensañamiento” con los trabajadores. ¡Epa!

¿Será peronista Zenteno? Hasta ahora, dicen que lo único que lució del peronismo de pura cepa es el nepotismo.

Pero lo más lindo llegó con la explicación de Zenteno, quien dijo que su marido llegaba “adscripto” (índice adscripto, una barrabasada olímpica) y que no había drama con la plata porque el sueldo lo pagaba Provincia.

Una verguenza total, que se nombre a un ñoqui que tiene el sueldo asegurado porque lo pagamos todos, y encima es nombrado por su mujer, algo así como admitir que viene cobrando por no hacer nada, como tantos otros, mientras a los trabajadores se los castiga constantemente y cobran miserias.

¿Hasta cuándo nos verán la cara de imbéciles?

El Catucho.

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