Fue una lluvia tremenda la del lunes, no se discute. Fue un diluvio que en pocas horas hizo desastres. ¿Quién tiene la culpa? Nadie, es la naturaleza.
El Hospital Interzonal San Juan Bautista quedó bajo el agua. ¿Ese hospital lo construyó este gobierno? No. Los problemas de ubicación y diseño que hacen que se llene de agua son culpa de este gobierno? No.
Pero este gobierno es el que decidió que era más importante arreglar el estadio que solucionar estos problemas. Y ahí sí tiene la culpa.
Ahora sacan pecho hablando de que se pensaba en un polo de salud y que ya se compraron los terrenos (entre paréntesis un negociado absurdo de 100 millones con el Obispado, cuando si algo sobra en Catamarca son terrenos fiscales).
Pero no se puede responder con proyectos cuando se está hablando del mayor y único hospital de la provincia que puede responder a la demanda de la gente.
Este hospital tiene especialidades que no tiene ningún otro hospital en la provincia, es el lugar donde se atiende una población de 170.000 habitantes, y donde además se traslada a la gente del interior con dolencias o accidentes graves.
Es un hospital grande para casi medio millón de personas, que necesitan atenderse hoy, mañana y pasado. Es un hospital donde se atiende a los que sufren quemaduras, a los operados. Es un hospital donde se hacen ablaciones… ¡Es un hospital donde se reciben pacientes con coronavirus! ¡Es un hospital!
Es inaceptable que desborde de agua, que los médicos tengan que refugiarse en la parte alta de las rampas, que se forme un río en las instalaciones, que se arruinen equipos, que se ponga en peligro la higiene, que haya desorden.
Y acá no hablen de la lluvia extraordinaria, porque esto ya pasó muchas veces.
Gobernar es priorizar: estas son las obras que hay que hacer antes de que haya desastres. No vengan a decir que hay proyectos de arreglar un techo después de que se cae y aplasta a todos. No vengan a anunciar recién ahora que están pensando en otro hospital.
Lo que más molesta es que la plata sobra, y se usa mal. Se usa en estadio y aviones de nueve millones de dólares, mientras médicos, enfermeros y enfermos viven un infierno bajo el agua. Sí, porque no solo con fuego se arma un infierno, y sino den una vuelta por el hospital.