Pensando en 2025… y 2027

Tic tac, tic tac. Los relojes avanzan y ya vamos llegando a la mitad de 2024, lo que significa que en menos de un año estaremos otra vez en campaña. Se vienen las elecciones intermedias de 2025, un tema que no está entre las preocupaciones del ciudadano común, pero que para los políticos es central, sean del partido que sean. Y no sólo por los recambios legislativos en concejos deliberantes, legislaturas y el Congreso, sino porque ahí empieza a definirse la gran batalla de 2027.

Por algo el propio Javier Milei se adelantó a todos y ya dejó saber que piensa en otro mandato, y fue también Milei el primero en marcar la importancia de las legislativas: el dice que el Congreso le pone trabas a su gestión, y que el año que viene arrasará con todos y ahí sí, con un Congreso a favor, se vendrá la mar en coche para los libertarios.

¿Y qué pasa en Catamarca? Menos senadores nacionales, habrá competencia para todos los cargos: Lucía Corpacci, Guillermo Andrada y Flavio Fama tienen sus bancas aseguradas hasta el 2027, así que como cargos nacionales por acá la pelea será por las diputaciones nacionales, con tres bancas en juego porque se les termina el dulce el año que viene a Silvana Ginocchio, Dante López Rodríguez y Francisco Monti. Sebastián Nóblega y Fernanda Ávila siguen hasta 2027.

La relación actual de 4 peronistas y un radical, es lo que intentará cambiar la oposición, que generalmente tiene al menos dos bancas, pero con la paliza del año pasado perdió hasta la representación de la minoría.

En la Legislatura, lo de siempre: mitad y mitad se renovará en Diputados y Senadores, y si bien se aprobó una ley que prohíbe las reelecciones y le pone un freno a los que se atornillan a sus bancas, esa ley recién estará vigente para la próxima elección, así que muchos buscarán quedarse cómodos y calentitos como están, mientras otros pecharán para cumplir el sueño de la banca y el sueldo de legislador.

Pero detrás de estas peleas preliminares vendrá el plato fuerte: la gobernación de 2027, y todos saben que su suerte para postularse depende mucho de lo que hagan el año que viene.

Hoy el oficialismo tiene tres “precandidatos” no declarados pero que están en boca de todos los dirigentes: Gustavo Saadi, considerado el “sucesor natural”, Fernando Jalil, que es impulsado para perpetuar a la familia empresaria en el poder, y Lucía Corpacci, que podría planificar un regreso con gloria al asiento que ocupó entre 2011 y 2019. ¿Alguien más? Difícil que salga de ahí. Puede pasar que Raúl Jalil quiera seguir (no hay ningún impedimento legal), pero será muy difícil que el peronismo lo acompañe de nuevo. Después puede haber aspirantes entusiasmados, pero el aparato se los comerá en el camino.

¿Y la oposición? ¿Quién se perfila de la oposición? Ese es el tema. O mejor dicho, la gran pregunta, ¿quién es la oposición?

Juntos por el Cambio desapareció del mapa, ya no existe ni en Buenos Aires ni en ningún lado.

Y sus socios son más bien débiles por acá: la Coalición Cívica no existe (su gran referente Rubén Manzi ya fracasó dos veces en su intento por ser candidato y en otra interna se lo van a volver a comer porque no tiene votos).

El PRO no existe, lleva pocos años de vida en Catamarca y ya tuvo más presidentes que Estados Unidos en toda su historia. Debe ser el único partido del mundo donde todos sus votantes ya presidieron el espacio. Pero aunque en el mágico mundo de Disney todo es posible, en la vida real nadie imagina cómo pueden llegar a gobernadores los Cesarini, Capdevilla, Molina, etc. Si no pudieron ni competir seriamente con Macri en el poder, ahora con suerte podrán acompañar.

El radicalismo, prestamista de estructuras para pequeños partidos en las últimas elecciones nacionales, ahora quiere recuperar protagonismo. Pero no será nada fácil porque viene de salir tercero y de pasar papelones en todas las catgorías. Ahora algunos se hacen los libertarios, otros los macristas, otros los de Bullrich, y otros no saben a quién aplaudir.

¿Y los libertarios? No se sabe en Catamarca, realmente, cómo están. Porque hoy son la segunda fuerza por votos, pero no tienen casi nada. Tendrán su primer examen el año que viene, donde deberán demostrar que hay algo para ofrecer y que no son solo lo que dejó la ola Milei, como esas cosas que aparecen en la arena de las playas.

Por ahora son poquitos y encima se pelean entre ellos. No se identifica a nadie que tenga real llegada a Milei, y es una incógnita si reconoce a alguno de los representantes locales de La Libertad Avanza. Es más, ni la provincia conoce Milei, y por eso llenó un montón de cargos con peronistas que ya estaban con Alberto Fernández antes de convocar a sus copartidarios.

Pero pueden crecer, ojo. Como también pueden desaparecer por completo y devolver la banda de escoltas a los radicales.

La verdad es que, por más que se esfuercen, no depende de ellos. Depende de Milei y de la Casa Rosada. Si al presidente le va bien y arregla el bolonqui de la economía, hasta pueden pelear la gobernación acá. Si el barco de Milei se hunde, los arrastrará a todos al fondo del mar.

Como se ve, hay mucho en juego y nada está definido. Por eso los políticos ya están lanzados a la carrera, tratando de adivinar la estrategia que los suba arriba del caballo ganador.

El catucho 

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