El verso del litio como “oro blanco” se va transformando en una historia de robo con “guante blanco”, y aunque las provincias norteñas se unen para defender su kiosquito, hasta Nación busca ponerle un freno a los negociados.
Ahora tienen el discurso fácil porque de pronto son todos Felipe Varela y quieren defender los derechos provinciales, pero el detalle es que el gran negocio no lo hacen las provincias, sino las empresas que saquean a dos manos mientras los funcionarios que tienen la responsabilidad de representar a Catamarca hacen la vista gorda, porque aparentemente no les importa nada y se contentan con sus negocitos particulares, como alquilar un local, vender camionetas o combustible.
Ya se dijo mucho respecto del rol que tiene el litio, como componente esencial de las baterías requeridas para cambiar desde una economía basada en combustibles fósiles (petróleo, carbón) a una basada en energías renovables que funcione en base a una matriz eléctrica. Y de que Argentina, Bolivia y Chile constituyen un “Triángulo del Litio” que tiene dos tercios de las reservas mundiales de este mineral clave.
Menos se dice de los daños ambientales, el secado de ríos y el atropello a los pueblos originarios y vecinos de las zonas con litio.
Es tan grande el escándalo que ya ni se trata de un tema político, y son los propios peronistas de Nación los que denuncian a los peronistas de acá.
Y hay millones de motivos para denunciar, comenzando porque se permite la subfacturación y se permite que las empresas foráneas que se llevan la riqueza, dibujen números simulando ventas a empresas truchas de los mismos dueños a precios cómicos.
Claro, extraen ellos, se venden ellos, se compran ellos, inventan un precio “simbólico” y tributan migajas. ¿Qué dicen acá? Nada, todos contentos.
Durante 2022 el precio internacional del litio se disparó a 70 mil dólares, y la AFIP dispuso un precio de referencia de 53 mil dólares. Pero las empresas declararon ventas en promedio a 20 mil dólares. Multiplicalo por las toneladas que sacan, y es un negocio redondo.
Se lo venden a sus propias casas matrices que son las que lo industrializan y luego venden las baterías en cuestión, una ganga donde Catamarca es la hija de la pavota a la que le vacían las estanterías y se queda callada.
Con esta maniobra se perdieron fortunas incalculables, pero ni los gerentes de las empresas defienden mejor a los yankees, chinos y cuanto extranjero venga a robarse todo como los funcionarios catamarqueños, sonrientes testigos y cómplices del saqueo a cielo abierto.
En teoría quedan “regalías”, una miseria que araña el 3,5 % de lo “declarado a boca de mina”, pero luego deducen costos de logísticas terminando por pagar solo el 1,5%, que hay que comparar con el 40% que está cobrando Chile.
Una vergüenza. Ahora las propias empresas pagan multas aceptando la veracidad de las acusaciones que los propios funcionarios negaban. Y pagan y siguen sacando litio, porque con toda la que se llevan, una multita no les afecta y siguen haciendo su negocio.
Oro blanco… se ríen en nuestras caras.
