Le dicen despectivamente expanelista de TV, le dicen loco, le dicen de todo. Pero Javier Milei no sólo liquidó al peronismo donde más le duele, en las urnas, sino que ahora lo está despedazando poquito a poco, sin prisa y sin pausa.
En Córdoba hizo un destrozo, en Capital Federal lo limpió y va por el macrismo, y en el interior empieza a comer a todos como un pac-man. Nada mal para alguien que “no sabe de política”.
Y no hay que irse lejos para ver las secuelas inmediatas del accionar libertario. Aunque no lo digan abiertamente, puertas adentro se sabe que el peronismo está partido en Catamarca.
Presidente y vice del PJ catamarqueño marchan por rumbos diferentes, capaz que irreconciliables, porque la militancia está atenta.
Raúl Jalil ya decidió, y decidió lo mismo de siempre, ir detrás del poderoso. Lo hizo toda la vida y lo está haciendo ahora. Lucía Corpacci no quiere saber nada. Líneas abajo, las tropas se dividen, pero el que está quedando más solo es Jalil, que ya fue resistido en las últimas elecciones (la gente pedía a Gustavo Saadi) y ahora puede perder el último respaldo que le quedaba: el de Lucía.
La situación es calcada con la de Tucumán, donde Osvaldo Jaldo cerró con Milei, pero su senador y exgobernador Juan Manzur (igual que en Catamarca), no quiere saber nada. Mientras Jaldo habla de dejar cuestiones personales a un lado y pensar en la Patria, Manzur dice que votará en contra de la Ley Bases “con las dos manos”.
Corpacci no fue tan contundente, pero casi, dijo que es “muy probable” que vote en contra, y que la Ley Bases le parece “un espanto”. Un espanto que a Jalil le parece bien.
Raúl ya les bajó línea a los diputados para votar y le cumplieron a medias. Votaron en contra en general, pero después cada uno hizo lo que quiso, entre votos a favor y abstenciones. Son señales de ruptura cada vez más difíciles de ocultar, y de un debilitamiento acelerado de Jalil.
Ahora tiene la excusa de la gestión y de que necesita fondos, pero ojota porque en un par de meses hay elecciones. Los peronistas no le van a perdonar a Jalil esta alianza… y hay varios que ya se frotan las manos.
Nos vamos y dejamos como reflexión las palabras de un viejo ladero de Cristina, Oscar Parrilli: “Raúl Jalil, de Catamarca y Osvaldo Jaldo de Tucumán, se equivocan y la historia los va a juzgar severamente como el pueblo Tucumano y Catamarqueño. Ya pasamos por estas experiencias de negociar con quiénes están en las antípodas del modelo y creo que merecen el desprecio del pueblo y de la gente”. Quien quiera oír que oiga. El peronismo se rompe lentamente.