La realidad mató al relato

El cierre de la fábrica Textilcom, que dejó a más de 120 familias en la calle, puso fin a la fantasía que vendió el gobierno de Raúl Jalil con el supuesto auge del empleo privado y el crecimiento industrial en la provincia.

Todo un verso gigante que de desmoronó y destapó la olla de las maniobras oficiales para fingir realidades y dibujar números.

Para dibujar esos números el gobierno repartió plata a troche y moche, plata nuestra, plata tuya, dinero público que fue a parar a bolsillos de más de un pícaro empresario, de esos que hacen plata fácil con cero riesgo y financiamiento ajeno.

El gobierno regaló plata a través de la AGAP, a través de la exCapresca, a través del Banco Nación, a través de programas de colores que eran todos disfraces para la misma billetera: la del Estado.

Regalaban plata y además pagaban sueldos a los pocos empleados también con plata del Estado, mediante los engaña pichanga de Potenciar Trabajo y planes provinciales. A los “empresarios” todo les salía casi gratis, y en el medio unos y otros usaban a la pobre gente, obreros que se partían el lomo pensando que así iban a ganr un trabajo estable, y no solo no lo logran, sino que el día de mañana cuando se quieran jubilar no van a tener ningún aporte o empleo serio que mostrar en su historial: sólo planes basura y esclavizantes.

Explicamos cómo funcionaba esta puesta en escena, no ahora que cerró Textil com, sino hace un año y medio en esta misma columna.

“El problema de la desocupación y subocupación en Catamarca es realmente grave. Con la mitad de la población hundida en la pobreza o la miseria, la falta de trabajo real es un drama que se traduce en gente mendigando a toda hora por las calles céntricas, improvisados vendedores ambulantes, entre ellos mujeres y niños, pordioseros en los semáforos y altos niveles de delincuencia. Al mismo tiempo, el Gobierno presume de liderar los índices de crecimiento de empleo privado, y la Unión Industrial de Catamarca reparte elogios y loas a la gestión oficial, con exageraciones como que la industria local vive “un antes y un después” de la gestión Jalil. Cada día es más grande la brecha entre el relato del gobierno y la realidad, algo marcado y señalado muchas veces por la oposición, pero cuando surgen cuestionamientos, aparece rápido algún empresario para defender las políticas oficiales. ¿Por qué pasa eso? Porque el gobierno llena los bolsillos de unos cuantos industriales con dinero público, y a cambio recibe la devolución del favor con halagos públicos. Es como comprar likes en las redes sociales: te doy plata y vos decís “me gusta”. Claro que le compran likes a los amigos, a los demás los masacran con impuestos para recaudar, o sea que los que no son amigos terminan pagándole a los amigos del gobierno para que digan que la gestión es hermosa”. Textual, hace un año y medio.

En la nota se detallaba el destino de más de 66 millones de pesos (que eran mucho más dinero que ahora), y un detalle a tener en cuenta: hace un año y medio no gobernaba Milei.

Las excusas de la provincia se caen solas, como las persianas de las fábricas. ¿De quién es la culpa?

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