Hace una semana que se había anunciado el paro docente para lunes y martes, y el gobierno no reaccionó. Fiel a su estilo, dejó pasar los días sin moverse.
Esperaron a la noche del domingo, creyendo que era una estrategia genial, y entonces largaron un comunicado oficial casi malintencionado, anunciando que había clases normales el lunes.
Salieron a hablar de conciliación obligatoria y de “garantizar el normal dictado de clases”, en una maniobra burda y más vieja que la injusticia, con un único fin: restarle fuerza al paro.
Claro, las autoridades, con sus sueldos millonarios, claramente no necesitan cláusula gatillo ni transpiran en la caja del supermercado, entonces intentaron salir a meter miedo. ¿Por qué? Porque los maestros y maestras sí cuentan las monedas, y para ellos que les descuenten el día es un problemón.
Se burlaron de los problemas y pensaron que con eso los iban a intimidar, obligándolos a dar clase presionándolos con el descuento por paro ilegal, en vez de darle respuestas a los dramas que llevaron al reclamo.
Una maniobra casi sucia, que demuestra lo poco que importan las escuelas, los alumnos y los docentes. Lógico, no hay ninguna empatía. ¿Qué empatía puede tener un ministerio manejado por una abogada que nunca tuvo 40 niños bajo su responsabilidad en un aula? ¿Y qué les importa si a las maestras no les alcanza el dinero, ni para cuidar a sus propios hijos, a los que dejan para ir a trabajar y cuidar de otros niños?
Nada les importa. Apostaron a causar miedo, a generarle más problemas a los que ya tienen problemas.
Pero les salió mal. Los docentes se unieron, casi toda la Intersindical se mantuvo firme, y lograron un acatamiento promedio del 80 por ciento en toda la provincia.
Mientras tanto claro, los responsables de la DIL, que también son funcionarios y juegan en equipo, sacaron la conciliación. Hoy ya no habrá paro.
Pero el Gobierno se comió un buen cachetazo el lunes, y lo único que logró fue unir más a los docentes y fortalecerlos para lo que viene.
Una falta de respeto que en lugar de buscar soluciones estén pensando y poniendo en marcha estas jugaditas contra los trabajadores. Pero eso sí, vienen australianos, yankees y chinos y los reciben con la alfombra roja.
La billetera es lo único que motiva a las autoridades. Del pobretaje no les importa nada. Ojo nomás, no vayan a estar equivocando el tiro… recuerden que los chinos no van a votar el año que viene.