Lo afirma un documento del FMI. “Es muy probable que este año la economía mundial experimente su peor recesión desde la Gran Depresión”, asegura.
Así se señala en el último informe Perspectivas Económicas Mundiales – WEO en sus siglas en inglés – dado a conocer hoy en Washington por el organismo multilateral.
El FMI anticipa que la actividad económica global sufrirá este año una contracción de 3%. Peor es la proyección para la Argentina, ya que se espera una retracción de 5,7% en el producto bruto interno (en su anterior informe calculaba una baja de 2,2%) y una suba de la desocupación a 10,9% de la población.
De manera llamativa, el informe del Fondo no incluye algunos datos importantes sobre la situación macroeconómica del país, como por ejemplo el resultado fiscal. Consultado por Ámbito, un vocero del FMI señaló que “para Argentina, por motivo de las negociaciones de la deuda en curso con los acreedores privados, se excluyen del WEO (edición de abril 2020) las proyecciones fiscales, de deuda, servicio de deuda (interna o externa) y de inflación”. Sin embargo, la misma fuente precisó que “una vez concluido el proceso, se espera reanudar la publicación de dichas variables”.
La recesión en la Argentina se explica tanto por factores internos como externos. Entre estos últimos, se espera que, a tono con la recesión internacional, caiga la demanda de los principales mercados a los que se destinan las exportaciones argentinas. A ello se suma la prevista baja en los precios de las materias primas.
En cuanto a las razones locales que juegan en contra de la actividad, incide particularmente la decisión de llevar adelante un aislamiento social. Estudios técnicos dan cuenta de una caída de 0,5% en el PBI por cada semana de encierro.
Realidad sombría
Tras afirmar que “el mundo ha cambiado dramáticamente” en los últimos tres meses, con un escenario por nadie previsto, Gopinath sostiene que “nos encontramos con una realidad sombría, donde el crecimiento exponencial del contagio significa que 100 personas infectadas se convierten en 10,000 en cuestión de días”.
“La pandemia de Covid-19 está causando altos y crecientes costos humanos en todo el mundo” advierte el informe del FMI, al tiempo que considera necesarios bloqueos y cierres generalizados para frenar la propagación del virus. Pero la crisis de salud “está teniendo un grave impacto en la actividad económica”.
Aunque el organismo reconoce que “existe una incertidumbre extrema en torno al pronóstico de crecimiento global”, como escenario base proyecta que la pandemia se desvanece en la segunda mitad de 2020 y que los esfuerzos de contención se pueden deshacer gradualmente. Si se cumplieran estos supuestos, proyecta que la economía mundial crecerá un 5,8 % en 2021.
Para los países desarrollados, donde se están experimentando brotes generalizados de la pandemia, se proyecta una caída promedio de 6,1 % para el año en curso. Se pronostica que la mayoría de las economías del grupo se contraerán este año, incluido Estados Unidos (–5.9 %), Japón (–5,2%), Reino Unido (–6,5%), Alemania (–7,0 %), Francia (–7,2 %), Italia (–9,1 %) y España (–8,0%).
Por su parte, los mercados emergentes y las economías en desarrollo sufrirían una contracción de 1% en el año. El Fondo considera que todos los países enfrentan una crisis de salud, un fuerte shock de la demanda externa, un ajuste dramático en las condiciones financieras mundiales y una caída en los precios de los productos básicos, lo que tendrá un impacto severo en la actividad económica de los exportadores de productos básicos”.
En lo que concierne a los precios internacionales de los alimentos – es decir los productos que conforman el grueso de la oferta exportable de la Argentina, se proyecta que disminuirán un 2,6 % en 2020, menos que la mayoría de las materias primas. Y se espera que aumenten 0,4 % el año próximo ante posibles interrupciones en la cadena de suministro debido a restricciones comerciales o demoras en las fronteras, preocupaciones de seguridad alimentaria en regiones afectadas por COVID-19 y restricciones a la exportación en grandes exportadores de alimentos.
Asia emergente sería la única región con una tasa de crecimiento positiva en 2020, de 1%, aunque más de 5 puntos porcentuales por debajo de su promedio en la década anterior. En China, indicadores como la producción industrial, las ventas minoristas y la inversión en activos fijos sugieren que la contracción de la actividad económica en el primer trimestre podría haber sido de aproximadamente un 8% en términos anuales. Incluso con un fuerte repunte en el resto del año y un apoyo fiscal considerable, el Fondo proyecta que la economía crecerá a un moderado 1,2 % en 2020. Se pronostica también que varias economías de la región crecerán a tasas modestas, como India con una expansión de 1,9%.
Pero para otras regiones, incluida América Latina, se anticipa que “experimentarán desaceleraciones severas o directamente contracciones en la actividad económica”. La economía latinoamericana tendría una caída de 5,2% que será incluso más pronunciada para el principal socio comercial de la Argentina, es decir Brasil, cuyo PBI se contraería 5,3%, en tanto México sufriría un retroceso de 6,6%.
Recuperación incierta
Si bien el Fondo reconoce que “la recuperación es incierta en 2021”, se prevé que el desvanecimiento de la pandemia ayudado por el apoyo de políticas públicas permita que el crecimiento mundial se recupere al 5,8 % el año próximo. La Argentina acompañaría esta tendencia con una suba proyectada del 4,4% en el PBI y una caída de la desocupación a 10,1%. De esta forma, la recuperación de la actividad esperada para el año en próximo compensaría sólo parcialmente la caída de este año y recién en 2022 se alcanzaría el nivel del año 2019.
Se pronostica que el grupo de países desarrollados avanzará 4,5 %, mientras que el crecimiento para el grupo de economías emergentes y en desarrollo se estima en 6,6%.
Pero “el repunte en 2021 depende de manera crítica de la disminución de la pandemia en el segundo semestre de 2020, lo que permitiría reducir gradualmente los esfuerzos de contención y restablecer la confianza de los consumidores e inversores”.
De todas formas, el FMI es cauto al señalar que “al igual que con el tamaño de la recesión, existe una incertidumbre extrema en torno a la fortaleza de la recuperación”. Y advierte que es posible que algunos aspectos que respaldan el repunte no se materialicen, y que también pueden darse peores resultados de crecimiento global, por ejemplo, una contracción más profunda en 2020 y una recuperación más superficial en 2021, dependiendo de la ruta de la pandemia y la gravedad de las consecuencias económicas y financieras asociadas.
En el terreno de las soluciones, Gopinath opina que la cooperación multilateral será clave. A su juicio, además de compartir equipos y experiencia para reforzar los sistemas de atención médica en todo el mundo, un esfuerzo global debe garantizar que cuando se desarrollen terapias y vacunas para Covid-19, tanto las naciones ricas como las pobres tengan acceso inmediato.
Y en un tema que interesa particularmente a la Argentina, en momentos en que se negocia la deuda externa, la economista del Fondo considera que “la comunidad internacional también deberá intensificar la asistencia financiera a muchos mercados emergentes y economías en desarrollo. Para aquellos que enfrentan grandes pagos de deudas, puede ser necesario considerar la moratoria y la reestructuración de la deuda”.