El caso de Leonardo Sotelo Delgado es digno de una trama cinematográfica, aunque todavía no se puede saber si el caso es tan complejo como parece, o resulta todo una artimaña del hombre para distraer la atención de la justicia. En cualquiera de los casos, el tema es grave.
Sotelo delgado es un expolicía, en pareja con una mujer también integrante de la fuerza policial, denunciado por un severo caso de violencia de género.
El acusado estuvo prófugo un par de días, y de repente apareció dando un giro a toda la historia.
Dijo Sotelo Delgado que a tiene miedo porque sabe cosas de la investigación del crimen del ministro Juan Carlos Rojas, y que las sabe porque la mujer, que intervino el día en que se halló el cuerpo, se las contó.
Dijo que le ordenaron a ella que dijera que había sido una muerte natural, y que alteró elementos de la escena del crimen, lo que abona la teoría de la conspiración en contra de la verdad y el accionar premeditado para fraguar el crimen.
De esta vuelta de tuerca inesperada, resultó que el policía está detenido por una causa y fue a declarar de urgencia en la otra, mucho más grande porque escapa a la esfera privada y es conocida por todo el país.
Lo que no se sabe a ciencia cierta es si el acusado de violento está diciendo la verdad y puede aportar algo a la Causa Rojas, o elucubró todo como una forma de desviar hacia otro foco las miradas y disimular su propia situación.
Por lo pronto ya declaró durante horas y todo fantasía no es. Es verdad que su pareja intervino en la escena del crimen, y el tema de la “orden de arriba” para esconder el homicidio ya daba vueltas en el expediente.
Pero las palabras de Sotelo Delgado trascendieron lo que era lamentablemente un caso más de violencia intrafamiliar, e hicieron ruido en el gobierno, que venía viendo como bajaba la espuma del Caso Rojas y ahora lo tiene de vuelta en los titulares.
Todo esto transcurrido ya casi un año y medio del crimen sin detenidos y sin novedades, como corresponde a Catamarca, que cuando hay un hecho judicial grave es testigo pasiva del avance del tiempo sin hacer nada. Lo mismo pasa con la causa Bacchiani, que ya lleva dos años, y tantas otras causas… que siguen así, en muchas ocasiones, hasta que prescriben y todo queda en la nada.
Por eso el tema de este policía tiene repercusión, porque sacudió el avispero, y aunque todo es doloroso, también generó la esperanza de que se pueda esclarecer lo que ocurrió.
Para eso, primero, hay que ver cuánto tiene de realidad la explosiva declaración de este hombre. Mientras tanto, el misterio sigue rodeando la violenta muerte de un integrante del gabinete de Raúl Jalil.