Cuando los efectivos policiales y personal del juzgado de Lomas de Zamora se hicieron presentes en el domicilio del exsecretario privado de Mauricio Macri, Darío Nieto, se atrincheró en su auto y comenzó a teclear frenéticamente en su teléfono celular. No quería que se lo lleven.
La Policía Federal le golpeó el vidrio y le advirtió que traía una orden de allanamiento del juez federal Federico Villena, en el marco de la causa por espionaje ilegal de la AFI.
La reacción del joven exfuncionario –visiblemente nervioso- lo expuso a una eventual desobediencia que podría haber derivado en una detención. No hizo falta. De manera respetuosa ante la presencia de un infante, los efectivos procedieron al secuestro de todos los teléfonos, aparatos electrónicos, agendas, dispositivos de almacenamiento y computadoras, tanto de su casa como en otro domicilio, a la vuelta sobre la calle Gurruchaga y en la de sus padres, hasta pasadas las 19.
Su abogado pidió la eximición de prisión. El juez no la concedió, por el momento. La decisión del magistrado percutió en el primer anillo de confianza del expresidente, no en lo político, pero sí en lo íntimo y cotidiano.
La sospecha es que Nieto recibía por intermedio de Susana Martinengo los informes de espionaje producidos por la AFI sobre políticos y personalidades. Tras el intento del macrismo de tratar a la exdirectora de Documentación Presidencial como alguien periférico a Macri, la causa judicial mostró que la acción ahora transcurre en el despacho de quien fuera presidente.
La decisión de avanzar del juez sobre el círculo íntimo de Macri disparó que figuras de peso del PRO como Patricia Bullrich explotaran en una furia que corrió como un río de lava subterránea. Apuntaron sus cañones al juez, a quien no descifran. En paralelo, Villena recibía en el su juzgado al vicejefe de Gobierno amarillo, Diego Santilli como víctima de la organización dentro de la AFI que espiaba a políticos oficialistas y opositores. Las malas noticias para quienes han decidido ignorar o subestimar esta investigación es que la semana no culminó.