El Fondo Monetario Internacional dio pistas de algunas de las condicionalidades que lleva a la mesa de negociación del programa de Facilidades Extendidas que solicitó el Ejecutivo. Fue en un informe de evaluación que publicó este martes el organismo en la previa del encuentro del G20 y que citó la propia Georgieva en un artículo publicado el mismo día en el blog de la entidad.
En el texto, el FMI advierte sobre la incertidumbre que genera la evolución de la pandemia, sobre los riesgos de una aceleración de la inflación a escala global y sobre la disparidad en el ritmo de recuperación económica entre los distintos países, aunque también realiza algunos comentarios específicos sobre Argentina.
En particular, planteó que el país necesita políticas monetarias y fiscales más restrictivas, dos ejes centrales de la negociación. Sobre el primer punto, expresó que “la política monetaria debe permanecer acomodaticia en la mayoría de las economías”, mientras que en países desarrollados donde hay un repunte en las expectativas de inflación (como Estados Unidos y el Reino Unido) sostuvo que “será fundamental evitar un alza prematura de la tasa de interés de política” para no detener la recuperación económica. Y agregó: “Donde las presiones inflacionarias son altas, se necesitará una postura de política monetaria más estricta (Turquía) y, en algunos casos, una postura general más estricta (Argentina) para reconstruir la confianza”.
A grandes rasgos la exigencia pasa por terminar con el financiamiento del déficit fiscal con asistencia monetaria del BCRA y cubrir la transición al equilibrio de las cuentas públicas con endeudamiento. Algo que el Gobierno procura realizar de forma paulatina: de hecho, en la primera mitad del año el fondeo del Tesoro fue prácticamente mitad y mitad, mientras que la prudencia del Central contrajo la base monetaria 11,5% en el mismo lapso. La cuestión pasa por la velocidad. Se trata de un clásico planteo del Fondo que siempre llevó a la negociación, pero lo significativo pasa por el momento en que emitió el mensaje, lo que no resonó bien en los despachos oficiales.
En el plano fiscal, el informe del FMI insistió el llamado a gastar a los países desarrollados pero marcó la diferencia con el caso argentino, donde sugirió la necesidad de un recorte más rápido. “En algunas economías que enfrentan restricciones financieras, puede ser necesaria una consolidación a corto plazo centrada en la tributación progresiva y las áreas de gasto de baja prioridad (por ejemplo, Argentina).
En este sentido, el establecimiento de marcos fiscales creíbles a mediano plazo (por ejemplo, planes para la movilización de ingresos; compromisos para abordar las deficiencias de las finanzas públicas) puede ayudar a mejorar la confianza y ayudar a establecer un camino para reconstruir los colchones fiscales a un ritmo que depende de la recuperación”, afirmó el documento.
En lo que va del año el Gobierno priorizó la disciplina fiscal y el déficit primario se redujo a apenas 0,1% del PBI entre enero y mayo. Aunque ya adelantó que en el segundo semestre habrá una ampliación del gasto, con el objetivo de apuntalar una recuperación de los ingresos en la previa de las legislativas. Días atrás, la propia vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner se había referido a la negociación durante un acto en Lomas de Zamora, en el que expresó que el FMI “cuando hace acuerdos quiere condicionar las políticas públicas de cada país”. Estos puntos estarán sobre la mesa de discusión.