Daniel Arroyo delineó este domingo un duro diagnóstico sobre la situación social de la Argentina, que atribuyó a la ausencia de “un modelo económico que meta a los 45 millones de argentinos”.
El actual diputado y exministro de Desarrollo Social de la Nación, precisó que “tenemos 45% de pobreza, 45% de informalidad laboral. Nos falta desarrollar un modelo económico que meta a los 45 millones de argentinos; es evidente que hemos fracasado porque tenemos los mismos problemas desde siempre”, expresó en diálogo con Continental.
E insistió: “Estamos frente a un modelo agotado”. Se refirió al deterioro de los ingresos tanto de los trabajadores formarles como de los informales a raíz de la inflación. Y sobre el debate en torno al empleo, señaló: “en el mundo se debaten tres cosas: la reducción de la jornada laboral, el ingreso universal ciudadano (y) la flexibilización laboral. Es un debate profundo que hay que darse seriamente”.
Por otro lado, el diputado hizo hincapié en el impacto que la inflación tiene en la calidad nutricional de los alimentos que consume la población, en particular los sectores más desfavorecidos. “La inflación alta genera el endeudamiento de las familias, y eso también deteriora la calidad de los alimentos que se consumen”, concluyó.
Según el diputado la inflación impacta en la mala nutrición, sobre todo ahora que la inflación de alimentos, en particular los frescos, está por arriba incluso que el indice general, por lo que la tendencia es a reemplazar frutas, verduras y carnes, por productos secos, como fideos y otros, lo que deteriora la calidad. Además, “la inflación alta genera el endeudamiento de las familias, y eso también deteriora la calidad de los alimentos que se consumen”, señaló.
La inflación se disparó a 6,7% mensual en marzo, según informó el INDEC. De esta manera, en el primer trimestre del año los precios saltaron 16,1%, el registro más alto desde 1991, cuando el país estaba saliendo de la hiperinflación.
La aceleración se dio tanto por factores internacionales, atados a la escalada en el valor de los commodities a raíz de la guerra en Ucrania, como por cuestiones locales vinculadas fundamentalmente al ajuste de precios regulados por el Gobierno y a la inestabilidad macroeconómica.
