Cusipuma se rebela a Jalil

El intendente de Antofagasta de la Sierra, Mario Cusipuma, dio un paso histórico al decidir que parte de los enormes recursos que genera su municipio se queden en su municipio, acción que desató la ira descontrolada del gobernador Raúl Jalil.

Se sabe que desde el día uno de su gestión, Jalil se ocupó de acaparar todas las cajas habidas y por haber, porque tiene en el manejo exclusivo del dinero su única herramienta real de poder.

Jalil no tiene discurso, no tiene seguidores, no tiene identidad política, no tiene capacidad de convicción, no tiene carisma, no tiene línea partidaria, no tiene votos. Es una billetera andante y la única manera que tiene de convencer es con dinero.

Jalil lo sabe y por eso necesita manejarlo todo. Publicidad, pautas mediáticas, fondos mineros, recaudaciones, fondos nacionales, fondos ministeriales. Todo es plata. Un Jalil sin plata no puede hacer nada, no puede convocar 20 personas en un acto, no puede dar una orden, sería un Maradona del 94 con la “piernas cortadas”.

Jalil nunca se enoja en público. Le critican el avión, la salud, sus empresas, los beneficios a familiares, los nombramientos de opositores, los viajes, su oficialismo crónico con cualquiera que tenga más poder que él, sus doscientos ministerios, lo que sea. Le pueden decir cualquier cosa y no reacciona, no se le mueve un pelo.

Pero Cusipuma le movió el piso, porque decidió ir por lo suyo. Le tocó el bolsillo todopoderoso al gobernador y se pusieron todos locos.

Rápidamente saldrán a decir que es un cruzado, un desleal, un desequilibrado. Pero no: Cusipuma quiere lo que le pertenece a su gente. Quiere definir sus tasas municipales, como hace un municipio.

Quiere que parte de lo que produce Antofagasta quede para los antofagasteños. Esa es su “locura”, y lo bien que hace.

Jalil se enfurece porque él, que no tiene ningún atributo positivo, quiere tener a los intendentes a raya igual que a los legisladores, a jueces, a trabajadores, a medios, a empresas y a todos, con el dinero. No quiere jefes comunales, quiere títeres que pueda manejar con los hilos de las transferencias. Quiere decir quién se calla, quién habla y qué dice, siempre bajo amenaza de cortarle suministros. Quiere ser el que los salva para pagar sueldos, el que los salva con una obra, el que les da para el aguinaldo. Quiere tenerlos bajo la bota de la presión económica con el riesgo latente de asfixiarlos cuando él decida para que le obedezcan, porque si no tiene eso no tiene nada.

Cusipuma reclama lo suyo y van a hacer lo imposible para impedírselo. Pero demostró que se la banca y va a luchar. Los antofagasteños lo eligieron para eso. Bien por él.

El catucho 

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