Conmovedor desprendimiento de los ángeles del Tribunal de Cuentas

Los sabuesos implacables del Tribunal de Cuentas de Catamarca, ese devastador organismo que tritura y despedaza sin piedad a los funcionarios corruptos, y que día tras día sorprende con más denuncias y profundas investigaciones, mantuvo una reunión con el Gobernador Raúl Jalil, para decirle que el glorioso TC se adaptará al presupuesto que le asignen.

Mientras aprovechaban la visita de Jalil para investigarlo, los intocables y sagaces indagadores de delitos fiscales concretaron ese conmovedor gesto de altruismo y desprendimiento.

Convertidos en objetivos observadores de las maniobras del Gobierno, como corresponde a los opositores y neutrales que deben ocupar cargos en espacios de control (acá nos dicen que Jorge Moreno y Sebastián Véliz eran ministros de Jalil, pero debe ser un error), le aclararon a Raúl que no le dejaran pasar una, ni a él ni a sus funcionarios.

Vienen un poco atrasados con los controles, pero el investigador Sebastián Véliz asegura que la gestión del ministro Sebastián Véliz es impecable, y el revisor estrella Jorge Moreno jura que la gestión del ministro Jorge Moreno es tan transparente que merece el Premio Nobel a la hermosura.

Los malintencionados de siempre dirán que son funcionarios truchos puestos a investigarse a ellos mismos y a sus amigotes, siempre bajo la mirada atenta de su antiguo y actual jefe, que es el mismo, pero no hay que hacerles caso a esos comentarios y chicanas. Quieren politizar la noble tarea del control.

Es verdad que el Tribunal de Cuentas no denunció nunca a nadie, pero esto es porque no hubo en la historia de la humanidad un gobierno más transparente que el actual y no por otras razones.

El seguimiento patrimonial de los funcionarios demuestra que todos son en realidad mucho más pobres que cuando asumieron, viven en la más estremecedora austeridad y la mayoría ya ha caído de niveles de pobreza a la indigencia, pero siguen en sus cargos porque el dinero no les importa y lo que los impulsa es su inquebrantable vocación de servicio.

Ahora los miembros del Tribunal de Cuentas se sacaron un par de fotos con Jalil para mostrarle al mundo que analizaron la readecuación presupuestaria del organismo de cara al año 2024, y el diálogo extenso constó de 487 frases de Jalil y 487 respuestas a coro de sus exministros: todas fueron “Sí señor”.

Qué lindo sería que alguien controlara al Tribunal de Cuentas, ¿verdad? O que el Tribunal de Cuentas controlara a alguien.

El catucho 

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