Durante el año 2021 se han realizado 20 esquilas en la temporada vicuñera en la provincia, las mismas incluyeron encierros llevados a cabo por comunidades originarias de la Puna y emprendimientos privados, durante esta campaña han sido obtenidos unos 1.966,581 kg (casi 2 toneladas) de fibra legal obtenida por esta práctica ancestral que se ha ido recuperando con el correr de estos últimos años gracias a la interacción del organismo estatal, comunidades y privados. El promedio del vellón (fibra obtenida por cada animal) fue de casi 400 gramos.
La Secretaría de Medio Ambiente dependiente del Ministerio de Agua, Energia y Medio Ambiente dió a conocer los resultados obtenidos durante la campaña vicuñera del año 2021 en territorio catamarqueño, este rendimiento en un nuevo récord para Catamarca, ya que el máximo obtenido anteriormente fue de 1.329,341 kg en el año 2019. Asimismo esta cantidad reafirma la posición de Catamarca como la principal provincia vicuñera del país, ya que Jujuy en esta misma temporada con cosecha récord logró apenas 784 kilos en 28 chakus.
En tiempos pasados la Vicuña era utilizada por los grupos humanos originarios como recurso de subsistencia, junto a otras especies de animales y vegetales de la Puna. Se utilizaba tanto la carne para consumo como la fibra para la confección de tejidos e hilados. Los Incas realizaban una serie de prácticas económicas en torno a esta especie, entre la que se destaca el “chaku”, que se realizaba cada tres años y consistían en rodear amplias zonas con varias personas, a manera de un “cordón humano”, para luego arrear a las vicuñas hacia corrales de piedra, donde se realizaba el conteo de los animales y se seleccionaban los que serían utilizados para consumo o esquilado. Aún existen vestigios de esta práctica ancestral en varias regiones de la provincia. Desde la llegada de los españoles las poblaciones de vicuña en toda su área de distribución habian entrado en riesgo ya que comenzaron a ser cazadas indiscriminadamente con armas de fuego. Se estima que antes de su llegada, existían entre 2 a 3 millones de vicuñas distribuidas desde el sur de Ecuador hasta el norte de Argentina y Chile. Esta actividad, mantenida durante siglos, generó que, a mediados del siglo XX, sólo quedaran unas 5.000 a 10.000 vicuñas en Perú, y menos de 2.000 repartidas entre Argentina, Chile y Bolivia.
Actualmente, la población de Vicuñas se ha recuperado y Catamarca cuenta con una de las mayores densidades conocidas en Argentina. Las vicuñas catamarqueñas estuvieron en el Apéndice I del CITES hasta el año 2002 y actualmente se hallan en el Apéndice II, por lo que la comercialización de su fibra es posible a partir de el uso sostenible y controlado del recurso por parte del estado provincia y las comunidades originarias. En Laguna Blanca se vienen realizando operativos de captura y esquila de vicuñas desde el año 2003. Las primeras esquilas se hicieron de manera experimental y progresivamente se implementaron los ajustes y adaptaciones necesarias para desarrollar una metodología adecuada y acorde a las características particulares de la zona teniendo en cuenta el bienestar animal. Actualmente se realizan muchas esquilas anuales, no solo dentro de la reserva de Laguna Blanca si no en otras partes de los departamentos Antofagasta de la Sierra y Tinogasta durante los meses de Octubre, Noviembre y Diciembre. Las esquilas comunitarias están abiertos al público, que puede participar activamente de todo el proceso, compartiendo y admirando el trabajo mancomunado en el aprovechamiento de este valioso recurso.
El Chaku o Chaccu (vocablo quechua que significa captura de vicuñas) es una técnica de tiempos incaicos que aún hoy se realiza, y consiste en la captura y esquila de vicuñas. Era el Inca quien planificaba y coordinaba esta ceremonia, que se realizaba cada 4 años, pues creían que ese era el tiempo que la “lana criaba lo que ha de criar” En los “chakus” las vicuñas eran capturadas, esquiladas, y, posteriormente se liberaba a la mayoría a su hábitat natural. Realizar esta actividad requería la participación de aproximadamente un centenar de personas. Hoy en día, la técnica es similar, pero se ha ido mejorando en el aspecto técnico con el paso del tiempo y las experiencias adquiridas. Si bien, el manejo se ajusta a cada situación en particular, debido a la fisonomía de nuestra puna, en general se realiza el encierro en aguadas, con entrada voluntaria de animales. Para ello se utilizan los “Módulos de captura” que son corrales construidos alrededor de las vegas, lagunas, o aguadas, tienen portones que permanecen abiertos durante todo el año, lo que permite la libre circulación con acceso al alimento y al agua. Se ha observado la habituación de los grupos de vicuñas con estas estructuras, ya que los accesos se ubican los senderos naturales por donde suelen circular hasta llegar a la fuente de alimento. Cabe aclarar que, el módulo de captura debe ser construido con al menos 3 o 4 meses de anticipación a la esquila, para lograr ese “acostumbramiento” de los animales. Para la captura de vicuñas se realiza un operativo que consiste, básicamente, en el cierre de los portones. El momento óptimo para hacerlo dependerá del número de animales que se encuentren dentro del módulo. La cantidad de personas involucradas en el proceso puede variar entre 12 a 60 operarios, según el caso. La tarea de encierre puede durar de 1 a 3 días, y, una vez finalizada, comenzará el proceso de esquila, donde primero se clasificarán aquellos no aptos para esquila. No se esquilan a las hembras con avanzado estado de preñez, crías de tamaño muy pequeño, juveniles y adultos con muy mala condición corporal como tampoco aquellos que presenten un largo de mecha menor a 3 cm. Los animales restantes serán inmovilizados con maneas de lana y se les colocará una capucha, lo que permite reducir al mínimo su estrés. Posteriormente son esquilados, y, luego de un control veterinario, liberados a su hábitat natural. Durante todas las jornadas de encierre, captura y esquila, están técnicos capacitados en el manejo de la especie, Médico Veterinario y Biólogos para asegurar el adecuado manejo y el bienestar animal. Estos últimos pertenecientes al Dpto. de Manejo de Vicuña de la Dirección Provincial de Biodiversidad y Áreas Naturales Protegidas de la provincia.
Todo el proceso se realiza siempre velando por el bienestar animal, tratando de reducir al máximo el estrés provocado por la captura. El manejo se fue perfeccionando con el tiempo y las experiencias adquiridas, esto se ve evidenciado en la producción de fibra, la cantidad de animales capturados año tras año, el porcentaje de esquila, y en la tasa de mortalidad, que actualmente, es inferior al 0,2%.
Actualmente, en la provincia de Catamarca, la única forma de obtención de fibra legal es por medio de las esquilas de animales vivos en silvestría, con posterior liberación. Los “Permisionarios” autorizados a realizar esquilas pueden ser pueblos originarios reconocidos como comunidad, cooperativas andinas, propietarios de campos, empresas privadas, y el estado provincial. Una vez finalizado el proceso en silvestría, el estado retiene un 20% del total de fibra obtenida, correspondiente a la tasa por uso del recurso. Este porcentaje retenido va destinado al fondo de conservación de fauna silvestre, a la mejora y/o construcción de nuevos módulos de comunidades originarias, y al “Programa de Redistribución de Fibra” que permite a casi 350 artesanos inscriptos a la fecha. Está destinado a personas “físicas” con domicilio en Catamarca que viven parcial o totalmente de la actividad artesanal, y la inscripción es gratuita. Mediante el “Programa de redistribución de fibra” se vende fibra de vicuña a artesanos registrados a un precio subsidiado, con la única condición de que deben transformarla en prendas. El precio de la fibra en bruto de vicuña oscila los 400 dólares en el mercado internacional, mientras que el precio subsidiado es de $7000 el kg. Teniendo en cuenta el cambio oficial, se subsidia cerca del 82% del valor internacional. Este programa compite directamente con la caza furtiva ya que cada vez son más los artesanos que se vuelcan a la compra subsidiada de fibra para confeccionar sus prendas con material 100% legal y certificado. Algo similar ocurre con los pobladores andinos que son esquiladores, muchos de ellos eran cazadores, y se han convertido en protectores del recurso, ya que ven los resultados del manejo y que no es necesario realizar una matanza para conseguir la tan preciada fibra. Antes, la única oferta de fibra para los artesanos eran los cueros de vicuñas provenientes de caza furtiva.
Como datos a destacar en materia productiva, Catamarca continúa siendo la principal productora de fibra de vicuña del país, casi triplicando los resultados obtenidos en Jujuy y Salta. Siendo la única, además, que cuenta con un Sistema de Trazabilidad de materia prima, Programa de Redistribución de Fibra y Registro Provincial de Artesanos de la Vicuña que acceden a fibra legal a un precio subsidiado, dando la posibilidad de continuar con la práctica ancestral de nuestros artesanos, la mayoría del interior provincial, generando así un valor agregado y ser fuente de subsistencia para muchos comprovincianos que realizan este arte identitario de la cultura catamarqueña.
Así este camélido sudamericano es el verdadero oro viviente de la Puna y todo un símbolo para Catamarca, permite a sus comunidades su desarrollo sustentable, además son nuestros pobladores puneños quienes hoy son los responsables de su recuperación y conservación actual.