El pobre Francisco Gordillo no gana para disgustos, cada vez que sale de Pomán lo agarran para la chacota. Fue ministro de Gobierno y lo cachetearon desde que se sentó en su sillón hasta que se fue. Fue ministro de Desarrollo Social y pasó sin pena ni gloria hasta que volvió vencido a su cargo de intendente para recibir el “Puma”, un premio otorgado por su municipalidad en reconocimiento a él mismo.
Allí se guardó un par de años hasta que Raúl Jalil le ofreció una nueva oportunidad, esta vez como ministro de Educación. Y la tercera es la vencida, habrá pensado Francisco, y aceptó otro ministerio.
Pero otra vez arrancó con el pie izquierdo, y no precisamente el de Maradona.
Ya la cosa empezó mal cuando llamó a los docentes a discutir el aumento salarial. Y allá fueron los gremios a conversar. ¿Y la propuesta? Cri…cri.. ¿Qué propuesta? La propuesta de mejora salarial no estaba en la mesa. Había sí mate, jugo, facturas, pero nada de números. Y los gremios se fueron indignados. ¿Para qué nos llama si no ofrece nada?
Iba a debutar como ministro con un paro y sin clases, pero esa varita mágica que es la conciliación obligatoria le permitió patear la pelota para adelante y disimular el conflicto, que quedó en el freezer por unos días.
Pero Gordillo no se perdona ni él mismo, y cuando no hay problemas se los inventa solo.
Y ahí vino el papelón total con el Día de la Mujer, cuando su prensa oficial se despachó con una serie de comunicados oficiales que marearon a todo el mundo.
Insólitamente, anunciaron que el Ministerio adhería al paro… ¿el ministerio adhiere a un paro? Una locura. Después alguien se dio cuenta y empezaron a mandar correcciones de toda clase, mientras las redes sociales hacían dulce, sopa y souvenirs con los comentarios.
Entonces justificaron todo con el argumento salvador de todos: «Me hackearon, me hackearon».
El hackeo a Educación fue menos creíble que lágrimas de cocodrilo, y para empeorarla, explicaron en otro mensaje oficial que el hackeo fue «por algunos minutos».
¿Queeeeeeé? Un hackeo express, un hackeo relámpago, algo inédito. Papelón total, que convirtió en problema y burla algo que no tenía ninguna complejidad, como el mensaje por el Día de la Mujer. Que adhiere al paro, que no adhiere al paro, que adhiere a la idea pero no tanto, que adhiere pero hasta ahí nomás, tampoco una adheisón tipo La Gotita… en fin.
Pobre Gordillo, los ayudantes le causan más problemas que sus enemigos.