Como consecuencia del parate económico generado por la pandemia de coronavirus, millones de personas perdieron sus empleos, y la falta de dinero comienza a hacerse visible. Las largas filas y horas de espera para recibir comida gratis son escenas que se replican en todo el territorio de Estados Unidos.
Los bancos de alimentos, que ya atendían a una población vulnerable, multiplicaron la distribución, pero temen no poder hacer frente a la creciente demanda. Desde Nueva Orleans a Detroit, pasando por Nueva York, donde el gobierno municipal reparte desayuno, almuerzo y cena gratuitos en varios puntos de la ciudad, se hace visible la necesidad de una población desesperada.
Se trata de personas que han perdido su empleo y por tanto sus ingresos, y están a la espera de la llegada de un cheque del gobierno federal, que aprobó a fines de marzo un gran plan de apoyo a la economía. Pero para algunos de ellos, como millones de inmigrantes sin papeles, en su mayoría de origen latinoamericano, no habrá cheque, según advirtió el Gobierno estadounidense.