Ante el descubrimiento de una nueva cepa de coronavirus en el Reino Unido, varios países de Europa ya anunciaron la suspensión de la comunicación aérea y terrestre con la isla. En tanto, la Unión Europea convocó a una reunión de crisis para este lunes.
Hace dos semanas, el Reino Unido se convertía en el primes país del mundo en comenzar el proceso de vacunación masiva con la dosis de Pfizer/BioNTech. Sin embargo, el panorama hoy es muy distinto: según reconoció el ministro de Salud británico, Matt Hancock, la nueva cepa de la enfermedad está “fuera de control”.
En las últimas 24 horas, se registraron 326 fallecidos y el Gobierno endureció las restricciones en Londres y el sudeste de Inglaterra.
El país se enfrenta a “un momento muy difícil de controlar hasta que llegue el desembarco de la vacuna”, advirtió Hancock, mientras el anuncio del aislamiento provocaba embotellamientos en las rutas y aglomeraciones en estaciones.
La noticia de la mutación del virus también puso en vilo a los países europeos y la Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió a sus miembros que “refuercen sus controles”.
“La mayoría de los países de la Unión Europea secuencian el virus en una proporción mucho menor que el Reino Unido, así que no se puede descartar una circulación fuera del Reino Unido”, observó la Agencia Europea de Control de Enfermedades (ECDC), que instó a “examinar, aislar y hacer un seguimiento” de los contactos estrechos.
Luego de que varios países del continente -Austria, Bélgica, Francia, Irlanda, Italia y Países Bajos- anunciaran la suspensión de las conexiones aéreas, y en algunos casos marítimas y ferroviarias, con el Reino Unido, los embajadores de la UE decidieron concertar una reunión de crisis el lunes en Bruselas para tratar el tema.
En esa línea, Alemania también analiza una medida similar que además incluiría a Sudáfrica, donde también se halló una nueva cepa del virus que aún está bajo investigación.
Desde el inicio de la pandemia a fines del año pasado en China, la Covid-19 ya infectó cerca de 76,6 millones de personas en el planeta y roza las 1,7 millones víctimas mortales, según el recuento permanente de la Universidad Johns Hopkins.