¿Y la Oficina Anticorrupción?

Si la memoria no nos falla hace más de diez, allá por marzo de 2012, se creó en Catamarca una Oficina Anticorrupción, y con bombos y platillos se anunció que trabajaría bajo la órbita de la Dirección de Sumarios e Investigaciones Administrativas de la Fiscalía de Estado.

Eso fue poco después de que asumiera Lucía Corpacci, y salió mal desde el comienzo, porque el fiscal de Estado era Marcos Denett, que había sido designado irregularmente.

El Gobierno de aquel momento resistió un poco y defendió la designación, hasta que se dio por vencido y ese mismo año mandó a Denett a la EC SAPEM cuando el tema se estaba judicializando y se buscó una salida elegante porque la Corte de Justicia iba a voltear al fiscal. Denett recuperaría el cargo mucho después, en 2020, pero esa es otra historia.

El tema es que nunca hubo noticias del accionar de la Oficina Anticorrupción, que había nacido con altos objetivos, porque “la experiencia y la práctica profesional nos viene demostrando que muchas de estas faltas e irregularidades cometidas en el ámbito de la Administración, en más de una oportunidad exceden el mero marco administrativo disciplinario de atribución general de una de sus Direcciones, pudiendo derivar en graves y complejas investigaciones, con repercusión directa en el ordenamiento criminal y procesal penal”.

“Esta Gestión de Gobierno, siguiendo los lineamientos más avanzados del mundo jurídico, se encuentra absolutamente convencida que la corrupción (- en su más amplio sentido -), socava la legitimidad de las instituciones públicas, atenta contra la sociedad, el orden moral, la justicia, y en definitiva, contra el desarrollo integral de nuestro Pueblo (…) En ese entendimiento, no cabe ninguna duda que la lucha contra la corrupción fortalece las instituciones democráticas, evita distorsiones de la economía, vicios en la gestión pública y el deterioro de la moral social”.

Todo muy lindo, pero no se hizo nada, ninguna investigación (si se hizo alguna) trasciende, nada se sabe, todo se guarda bajo siete llaves. Son declaraciones que quedan ahí, como la Ficha Limpia, las declaraciones patrimoniales, ningún control (si es que se controla algo) se hace público.

Bueno, que haya dos exministros en el Tribunal de Cuentas no es la mejor noticia para pensar que hay voluntad de controlar al Ejecutivo. Todo depende de las ganas que el Ejecutivo tenga de controlarse a sí mismo, que al parecer no son muchas. Y tampoco se puede esperar gran cosa de la Justicia, que el peronismo armó a gusto y placer ampliando la Corte de Justicia y llenándola de compañeros.

El crecimiento patrimonial de numerosos funcionarios públicos en los últimos años fue asombroso. Incluso se jactan de eso, porque tienen un nivel de impunidad increíble, y se sienten absolutamente intocables.

¿Cuántos altos funcionarios serían capaces de demostrar cómo adquirieron sus bienes a partir de sus ingresos? Muchos utilizan vehículos de alta gama que les serían imposibles de pagar con lo que ganan, por no mencionar terrenos, casas, departamentos en Catamarca y otras provincias.

La lista de nuevos millonarios catamarqueños es larguísima, y curiosamente está poblada por personas ligadas al poder y su parentela de testaferros.

¿Alguien dará respuestas alguna vez? ¿Alguien preguntara? Tarea para el hogar para el día que cambie el gobierno.

La visión del catucho 

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